DESPUÉS DE LEIPZIG: OTROS MÉTODOS, NUEVOS MOVIMIENTOS La psicología estructural de E. B. Titchener

[¡Atención! Texto escaneado sin corregir]

DESPUÉS DE LEIPZIG: OTROS MÉTODOS, NUEVOS MOVIMIENTOS

Aunque Wundt impulsó la psicología como disciplina reconocida, su sistema de Leipzig no es representa­tivo de la psicología posterior. A Wundt se le considera más como una figura de transición que une el pasa­do filosófico de la psicología con su futuro como ciencia natural y aplicada. Wundt, que se educó durante el período en el que las universidades alemanas hacían hincapié en la Bildung y en la creación de un siste­ma filosófico. siempre concibió la psicología como parte de la filosofía. Sus discípulos, sin embargo, se vie­ron afectados por el creciente éxito y prestigio de las ciencias naturales e influyó en ellos la tendencia ha­cia la especialización que fue debilitando el concepto de Bildung. Lucharon para convertir la psicología, hasta entonces una mera rama de la filosofía. en una ciencia natural autónoma. Wundt también se resistía a la idea de convertir la psicología en una ciencia aplicada. Como buen mandarín, valoraba la educación académica pura por encima del éxito práctico. En este aspecto. la opinión de Wundt también experimentaría un giro de 180 grados. El futuro de la psicología estaba en las ciencias naturales y la aplicación práctica.

El giro positivista de la generación siguiente: la psicología corno ciencia natural

Sorprendentemente, Wundt no ejerció una gran influencia en la siguiente generación de psicólogos. Los psi­cólogos alemanes de esta nueva generación fundaron nuevas publicaciones y la Sociedad de Psicología Ex­perimental, pero tanto en unas como en la otra Wundt brillaba por su ausencia y falta de participación ( Ash, 1981). En la fundación de la sociedad. en 1904, se le honró con un telegrama. pero en él se le llamaba el «Néstor de la psicología experimental» (Ash, 1981, p. 266). En La nítida, Néstor era. igual que Polonio en Hamlet. un anciano supuestamente sabio pero pedante y charlatán.

Los sucesores de Wundt rechazaron su división de la psicología en ciencia natural (la psicología fisio­lógica o experimental) y psicología de los pueblos. La generación posterior a Wundt recibió una influencia mucho mayor del positivismo (Danziger, 1979), y los psicólogos que la componían creían que si la psico­logía iba a ser una ciencia erigida sobre hechos positivos, los procesos mentales superiores tendrían que ser sometidos al estudio experimental. En 1179, Hermann Ebbinghaus (1850-1909) ya se propuso estudiar los procesos mentales superiores de la memoria. El procedimiento de Ebbinghaus no era introspectivo, lo que ya anticipaba la dirección conductual que tomaría la psicología posteriormente (véase el Capítulo 10). Otros psicólogos. especialmente los discípulos de Wundt Oswald Külpe y E. B. Tirchener, intentaron estudiar el pensamiento directamente a través de la «introspección sistemática». una exploración de la conciencia más

CAPÍTULO 7 La in/e-01041a de la conciencia           227

relujada y de carácter más retrospectivo que, en ciertos aspectos. se asemejaba más al psicoanálisis que a la psicología experimental. Los psicólogos de la Gestan también estudiarían la conciencia y la conducta, así como la percepción y la resolución de problemas, con el objetivo de convertir la psicología en una ciencia natural autónoma y completa.

La psicología estructural de E. B. Titchener

rP                    Edward Bradford Titchener (1867-19271 fue un inglés que hizo llegar la psicología alemana a Estados Uni­dos, convirtiendo el asociacionismo británico en un programa de investigación psicológica. Contribuyó no‑

n-         tablemente a fundar la psicología norteamericana, contrastando su psicología introspectiva extrema, la psi‑

–                      cología estructural, con la creciente importancia de la psicología de influencia evolucionista, la psicología funcional. En gran medida. la psicología de Titchener era el sistema contra el que luchaban los psicólogos

e- norteamericanos. que lo concebían como estéril. filosófico y anticuado. Es más, tendían a ver a Titchener como un fiel apóstol de Wundt en el Nuevo Mundo_ pasando por alto importantes diferencias entre la psi­cología alemana de Wundt, con influencias de Kant y Herder, y la versión científica de Titchener de la psico­logía británica.

E. B. Titchener nació en 1867 en Chichester, Inglaterra y residió en Oxford desde 1885 hasta 1890. Du­rante sus años en Oxford. sus intereses variaron, abarcando desde los clásicos y la filosofía hasta la fisiolo­gía. Naturalmente, la conjunción de filosofía y fisiología le predispuso para la psicología. Durante aquellos

1– años, tradujo la tercera edición de la ya popular obra de Wundt Fundamentos de psiadogía Tit­chener no pudo encontrar en Inglaterra a nadie que le formara en psicología, por lo que en 1890 se trasladó a Leipzig, donde se doctoró en 1892.

Originario de Inglaterra, Titchener llegó a Leipzig desde la otra orilla del canal intelectual que separa- –           ba a Alemania de Occidente. Tenía una gran formación filosófica y estaba muy impresionado por James Mill cuyas especulaciones. afirmaba, podían demostrarse empíricamente. En su primer libro sistemático. An Ou‑

t»         iline of Psvchology [Esbozo de psicología’ (1897), escribió: «El punto de partida general de mi libro es el

ra         de la psicología tradicional inglesa». Por lo tanto, había motivos para esperar que Titchener asimilase la psi‑

za         cología alemana de Wundt a la 1,13sicología tradicional inglesa», que Wundt rechazaba.

Tras un breve período de tiempo como profesor universitario de biología en Inglaterra, país poco re­ceptivo a la psicología, Titchener se marchó a Estados Unidos para impartir clases en Cornell, donde per­maneció hasta su muerte en 1927. Transformó Cornell en un bastión de la psicología mentalista, aun cuan­do en Estados Unidos dominaba el funcionalismo y posteriormente. desde 1913, el conductismo. Titchener nunca llegó a conciliar sus ideas con las de ambos movimientos, a pesar de la amistad que mantenía con el tuncionalista J. R. Angel] y con John B. Watson, fundador del conductismo. Nunca participó activamente en la American Psychological Association I Asociación Psicológica Norteamericana, A.P.A.l, ni siquiera en las reuniones que tuvieron lugar en Cornell. Prefería relacionarse con su propio grupo. los Psicólogos Ex‑

.-         perimentales. fieles a su versión de la psicología, que llegaron a convertirse en un movimiento importante

h•         de la psicología cognitiva en las décadas de los cincuenta y los sesenta.

Aparentemente. en la mente de Titchener todo tenía forma de imagen. de sensación. Tenía una imagen incluso para un concepto tan abstracto como el de significado. Titchener (1904, p. 19) escribió: «Veo el sig­nificado como la punta gris azulada de un tipo de cucharilla, con un poco de amarillo por encima y que se está introduciendo en un montón de material plástico». Aunque reconocía que no todo el mundo tenía una mente poblada de imágenes o «imaginal», como él la denominaba, erigió su psicología sobre la premisa de que la mente se componía de sensaciones o imágenes de sensaciones y nada más. Esto le llevó a rechazar

r                      varios conceptos propuestos por Wundt. como el de la apercepción, que corresponde más a un proceso de inferencia que de percepción directa. La psicología de Titchener coincidía con la concepción del mundo de

Hume como una colección de sensaciones, más que con la kantiana según la cual la mente es independien­te de la experiencia.

El primer objetivo experimental de la psicología de Titchener era descubrir de los elementos básicos de la sensación a los que todos los procesos complejos se podían reducir. Ya en 1897 elaboró un catálogo

228      lliSTIBR1A DE LA PSICOLOGÍA

de los elementos hallados en los diferentes sectores sensoriales. Existían, por ejemplo, 30.500 elementos vi­suales, 4 elementos relacionados con el gusto y 3 sensaciones en el conducto digestivo. Titchener definía estos elementos como las sensaciones más simples que se pueden encontrar en la experiencia. Éstos se po­dían descubrir a través de la disección sistemática por introspección de los contenidos de la conciencia: cuan­do una experiencia no podía diseccionarse en distintas partes, se la consideraba una experiencia elemental. El método de Titchener para la introspección era mucho más sofisticado que el de Wundt. puesto que no se trataba simplemente de relatar la experiencia, sino de un complicado análisis retrospectivo de la misma. no muy distinto de la introspección sistemática de la escuela de Wurzburgo (véase el apartado siguiente). Tit­chener escribió (1901-1905): «Debemos permanecer tan atentos como sea posible al objeto o proceso que provoca la sensación y, cuando el objeto desaparezca o el proceso se complete, recordar la sensación a tra­vés de un esfuerzo de memoria tan vívido y real como se pueda». Aplicando repetidas veces este método se conseguiría, según Titchener, una descripción completa de los elementos de la experiencia humana. Este ob­jetivo no se había alcanzado cuando Titchener murió, y muchos pensaban que era inalcanzable.

El segundo objetivo de la psicología de Titcbener era determinar cómo se conectaban entre sí las sen­saciones elementales para formar percepciones, imágenes e ideas complejas. Estas conexiones no eran to­das asociaciones. porque, para Titchener. una asociación era una conexión de elementos que persistía aun cuando las condiciones de la conexión original no pudieran volver a obtenerse. Titchener rechazaba la eti­queta de asociacionismo no sólo por esta razón, sino también porque los asociacionistas hablaban de aso­ciación de ideas con significado. no de las simples sensaciones sin significado que le interesaban a él.

El tercer objetivo de la psicología de Titchener era explicar el funcionamiento de la mente. La intros­pección, según él. sólo podía proporcionar una descripción de la mente. Al menos hasta alrededor del año 1925. Titchener (1929/1972) creía que una psicología científica requería algo más que una mera descrip­ción. La explicación debía buscarse en la fisiología, que explicaría por qué surgen los elementos sensoria­les y por qué se conectan entre sí. Titchener rechazó el intento de Wundt de explicar las operaciones de la mente desde el punto de vista de la psicología. Según el sistema de Titchener, todo lo que se puede encon­trar en la expteriencia son elementos sensoriales, no procesos como la atención. Consideraba que recurrir a una entidad tan poco observable como la apercepción era ilegítimo, lo que revela su positivismo. Así. in­tentó explicar la mente mediante referencias a la fisiología nerviosa que, ésta sí. era observable.

Titchener consideraba totalmente innecesario el término apercepción, que en la psicología de Wundt daba lugar a la atención. Titchencr reducía incluso la atención misma a la «sensación». Un atributo eviden­te de la sensación es la claridad y Titchener afirmaba que las sensaciones a las que se presta atención son simplemente las sensaciones más claras. No consideraba la atención como un proceso mental, sino simple­mente corno un atributo de la sensación. la claridad, generado por ciertos procesos nerviosos. ¿Y qué ocu­rre con el esfuerzo mental que, según Wundt, acompañaba a la atención? Titcbener también lo redujo a sen­saciones. Escribió (1908, p. 4): «Cuando intento prestar atención noto que frunzo el ceño, arrugo la frente, etcétera… Todos esos movimientos y posturas provocan unas sensaciones características. ¿Por qué no pue­den constituir precisamente esas sensaciones lo que llamamos «atención»?».

La psicología de Titchener supuso un intento de convertir una versión muy de la psicología filosófica británica (entendida de manera muy restringida) en una ciencia completa de la mente. Nunca gozó de gran popularidad ni ejerció gran influencia más allá de su propio círculo y, en muchos aspectos, sólo es impor­tante por haber constituido un callejón sin salida para la psicología y por haber inducido a error a los psi­cólogos anglófonos en cuanto a las ideas voluntaristas de Wundt. El estructuralismo murió con Titchener y. desde entonces, raras veces se le ha llorado.

Alternativas fenomenológicas

A medida que iba adquiriendo fuerza el movimiento de convenir la psicología en una ciencia natural bajo directrices positivistas, surgieron importantes teorías en sentido contrario procedentes de otros campos. Dos de ellas merecen una especial atención. Una es la propuesta por el historiador Wilhelm Dilthey Su objeción a la psicología como ciencia natural se desarrolló a partir de la distinción que señalaban Vico y Herder entre

CAPÍTULO 7 La psicología de la conciencia  229

las ciencias naturales y humanas que Wundt había aceptado en su sistema de Leipzig. La otra es la psicolo­gía del acto de Franz Brentano, arraigada en el realismo perceptivo neo-aristotélico. Tanto Dilthey como Bren­tano rechazaban el atomismo analítico de psicologías como la de Titchener, ya que consideraban que éste imponía supuestos teóricos previos a la realidad de la experiencia vivida. Ellos preferían describir la con­ciencia tal y como es, sin presuposiciones acerca de su naturaleza, un enfoque que recibió el nombre de fe­nomenología. También se resistían a aceptar la estrecha especialización que estaba imponiéndose en las cien­cias naturales en general, incluida la psicología en el caso de que llegara a convertirse en una de ellas. Dilthey escribió que el auge de la ciencia positivista era peligroso porque conduciría a «un escepticismo creciente. al culto de la superficial y estéril recopilación de datos y, por lo tanto, a la separación cada vez mayor en-lit la ciencia y la pida> (citado por Ash, 1995, p. 72).

La psicología del acto de Franz Brentano

La mayoría de los psicólogos pretendían analizar, desde el marco cartesiano del Camino de las Ideas, la conciencia y los elementos que la componen. Titchener no es más que el máximo exponente de esta prác­tica. Daban por hecho que si el mundo físico se compone de objetos que pueden analizarse en componen­tes elementales, los objetos de la conciencia también han de estar compuestos de sensaciones y sentimien­tos analizables. Simplemente se trataba de importar a la psicología el espíiitu analítico que tan bien funcionaba en física o en química. con la esperanza de que el resultado fuera igualmente excelente. Existían ciertas di­ferencias entre los psicólogos cartesianos acerca de la naturaleza del análisis psicológico y de las fuerzas que unen las unidades elementales en objetos de experiencia superiores, con significado. Wundt, por ejem­plo, concebía el análisis psicológico como un instrumento, como un dispositivo heurístico que permitía a la psicología ser considerada como una ciencia. Las denominadas sensaciones elementales eran imaginarias, no reates, y según él constituían un marco de trabajo útil en el que plantear cuestiones destinadas a la in­vestigación científica a través de la introspección (Ash. 1995). De un modo algo kantiano. Wundt creía que la mente sintetizaba de manera activa los elementos de la experiencia para formar los objetos de la conciencia y asignaba a la asociación una función relativamente menor, como si fuera la fuerza de la gravedad en el universo de la mente. Los asociacionistas como Titchener, en cambio, creían en la realidad de los elemen­tos sensoriales y, como Hume, consideraban la asociación como la única fuente de organización mental (Kül­pe, 1895). Pero a pesar de estas diferencias, el enfoque dominante en el estudio de la conciencia consistía en analizarla dividiéndola en sus distintos componentes.

Existía. no obstante, una corriente disidente cuyo origen era el realismo perceptivo. Si estamos en con­tacto más o menos directo con el mundo, no existe materia mental que analizar en componentes elementa­les. En vez de analizar la experiencia, deberíamos describirla simplemente tal y como se presenta ante nos­otros. Este enfoque de la conciencia es lo que se denominafenanzenología. En Estados Unidos, la corriente descriptiva realista continuó viva gracias a la influencia de la psicología escocesa del sentido común y fue promovida en el ámbito de la psicología por William James (véase el Capítulo 9) y en el de la filosofía por los neorrealistas (véase el Capítulo 10).

En el mundo de habla alemana, Franz Brentano (1838-1917) fue el principal representante del realis­mo. Brentano era un teólogo católico que rompió su relación con la Iglesia cuando ésta proclamó la doctri­na de la infalibilidad del Papa. A continuación trabajó en la Universidad de Viena. en calidad de filósofo_ y allí apoyó el establecimiento de la psicología científica. Elaboró una versión del realismo psicológico que ejerció una gran influencia y que dio origen a la fenomenología en filosofía y al movimiento de la Gestalt en psicología. Como era de esperar en un filósofo católico, el concepto de la mente que tenía Brentano es­taba arraigado en el realismo aristotélico que habían conservado y desarrollado los filósofos escolásticos del medioevo, y que había quedado abandonado durante la revolución científica. Como los escoceses. Brenta­no consideraba el Camino de las Ideas una imposición artificial de una falsa teoría, metafísica e ingenua, sobre la experiencia. Inaugurando así la fenomenología filosófica, intentó describir la experiencia tal y como se presenta ingenuamente, en sí misma. Según Brentano, la mente se compone de actos mentales que se di­rigen a objetos con significados externos a la mente misma. No es un agregado complejo de objetos menta­les formados por elementos sensoriales:

230      HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA

Todo fenómeno psíquico está caracterizado por lo que los escolásticos de la Edad Media han llamado la inexis­tencia [in-existencia o evislencia en] intencional (o mental) de un objeto, y que nosotros llamaríamos, si bien con expresiones no enteramente inequívocas. la referencia a un contenido, la dirección hacia un objeto… Todo fenó­meno psíquico contiene en sí algo como su objeto, si bien no todos del mismo modo. En /a representación hay algo representado; en el juicio hay algo admitido o rechazado; en el amor, amado; en el odio. odiado; en el apetito, ape­tecido, etcétera (187411995, p. 88).

El contraste entre la descripción de la mente de Brentano y el análisis de Descartes y Locke de la misma es realmente significativo. Esta última perspectiva concibe las ideas como objetos mentales que re­presentan objetos físicos externos. Además, las ideas representan objetos sólo de forma indirecta, ya que las ideas se componen ellas mismas de elementos sensoriales sin significado como «sensación de rojo n.°113» + «sensación de marrón n.’ 14» + «niveles de brillo 3-26», o tres «Do sostenido» seguidos de un «La bemol». Por este motivo, Descartes introdujo un cierto grado de paranoia en la filosofía, desencade­nando la crisis escéptica de la Ilustración. Debido a que el mundo, tal y como lo experimentamos —la con­ciencia— es un con junto de pequeñas unidades sensoriales, no tenemos garantía alguna de que las ideas correspondan en realidad a objetos. Por lo tanto, el conocimiento auténtico y objetivo del mundo queda en entredicho, duda que constituye el punto de partida de la filosofía cartesiana. Brentano. por el contrario, concebía las ideas como actos mentales a través de los que captamos los objetos mismos. Como actos. las ideas no pueden ser analizadas en unidades elementales. La mente está ordenada gracias a que el mundo también lo está, no a la gravedad ejercida por la asociación (Hume) ni a que sea la mente misma quien im­ponga orden en el mundo (Kant). Para Brentano, la mente no es sólo un mundo mental conectado acci­dentalmente con el mundo físico, sino el medio a través del cual el organismo capta de manera activa el mundo exterior.

En el ámbito de la filosofía, el objetivo de Brentano de describir la conciencia en lugar de analizarla dividiéndola en partes dio lugar al movimiento fenomenológico, comenzando por su discípulo Edmund Hus­serl (1859-1938). Posteriormente, siguieron desarrollando la fenomenología Martín Heidegger ( 1889-1976) y Maurice Merleau-Ponty (1908-1961), y esta corriente influyó además en el existencialismo de Jean-Paul Sartre (1905-1980). Aunque estos pensadores han influido relativamente poco en el mundo anglófono. to­dos ellos son figuras fundamentales de la filosofía europea del siglo xx. Brentano también fue maestro de psicólogos como Sigmund Freud (véase el Capítulo 8) y Christian von Ehrenfels (véase apartado corres­pondiente a continuación). En el ámbito de la psicología académica. el discípulo más importante de Bren­tano fue Carl Stumpf (1848-1946), que sirvió como punto de enlace entre Brentano y la psicología de la Ges­ta] t, Cuando la más importante universidad alemana, la Universidad de Berlín, estableció un Instituto de Psicología en 1894, Stumpf se convirtió en su primer director. Allí enseñó o formó a los fundadores de la psicología de la Gestan, animándoles a describir la conciencia tal y como es, no como debía ser según e! atomismo empirista.

Wilhelm Dilthey y las ciencias humanas

El historiador Wilhelm Dilthey (1833-191 I) vinculaba la intencionalidad a la distinción entre Nantr­wissenschallen y Geisreswissenschafien. Como ya vimos en el Capítulo 1, explicar las acciones del ser hu­mano es algo completamente distinto a explicar sucesos físicos. Si una mujer dispara a un hombre y lo mata. se trata de un acontecimiento o suceso físico. Sin embargo, para comprender el suceso desde el punto de vista humano, es necesario algo más que seguir la trayectoria de la bala y demostrar cómo la bala ha pro­vocado la muerte del hombre. Necesitamos saber por qué disparó la mujer, no sólo cómo lo hizo. Imagine­mos que el hombre en cuestión es el marido, que, ya de noche, intentaba entrar en la casa sin hacer raid! para no despertarla. tras volver de un viaje de trabajo un día antes de lo previsto. Ella podría haberle dispa­rado pensando que era un ladrón peligroso u un violador. Creyéndolo así, ella habría actuado, pues, en de­fensa propia. También podría ser que su matrimonio fuera un fracaso y ella le hubiera disparado para con­seguir el dinero de su seguro de vida, o para vengarse de él por haber tenido una aventura, o por ambos motivos En los dos casos, el suceso o acontecimiento físico es el mismo, pero el significado del acto y, por lo tanto la respuesta adecuada por parte de la policía y el juez, se esconde en la mente de la mujer. En concreto

CAPITULO 7 La psicología de la conciencia  231

debemos conocer el objeto intencional de su disparo. ¿Su intención era matar a un ladrón o a su esposo? Si la respuesta es «a un ladrón», es culpable como mucho de negligencia: pero si su objetivo era «su esposo» es culpable de asesinato. La ciencia natural no sirve para resolver este asunto. Tampoco puede hacerlo la psicología fisiológica científica, puesto que el sentido de una acción mental no reside en las neuronas sino en la mente subjetiva.

Dilthey afirmaba: «Explicamos la naturaleza, comprendemos la vida psíquica» (citado por Smith, 1997, p. 517). Los científicos de la naturaleza explican los sucesos físicos para poder predecirlos y contro­larlos en el futuro. A los historiadores les interesan las acciones humanas únicas registradas a lo largo de la historia y su objetivo es estudiar y llegar a comprender las razones y motivaciones que se esconden tras las mismas en el momento en que ocurren. De manera similar, Dilthey afirmó que los psicólogos deben inten­tar entender los motivos y razones que subyacen a las acciones humanas aquí y ahora. Estudiar la intencio­nalidad —razones y motivaciones— significa ir más allá de lo que la ciencia natural puede ofrecer. Una psi­cología que se limita al estudio de la fisiología y la percepción consciente se distanciaría enormemente de la vida del ser humano. El concepto de intencionalidad y la importancia de las razones y motivaciones con­tinúan siendo temas controvertidos en psicología. La idea de convertir la psicología en una disciplina pura­mente fisiológica vuelve a proponerse hoy, y sus defensores quieren reemplazar los conceptos intenciona­les de la psicología por conceptos puramente fi siológicos. La ciencia cognitiva propone que la mente humana es una especie de programa informático ejecutado en el cerebro e intenta explicar el pensamiento y las ac­ciones del ser humano como resultado de un procesamiento de la información computacional. Igual que los ordenadores carecen de razones y motivaciones para hacer las cosas —aunque en ocasiones los tratemos como si no fuera así— quizás las razones y motivos humanos sean también sólo ficciones útiles.

La introspección sistemática.: la escuela de Wurzburgo (1901-1909)

Uno de los discípulos de Wundt de mayor relieve y éxito fue Oswald Külpe (1862-1915). Al igual que la mayoría de los psicólogos de su generación, Külpe estuvo influido por el positivismo e intentó que la psi­cología de jara de ser una rama de la filosofía basada sólo parcialmente en la experimentación, para pasar a convertirse en una ciencia natura/ completa. Külpe, en un libro dirigido a los filósofos. habló en nombre de todos los colegas de su generación: «Si definimos la filosofía como la ciencia de los principios. no podemos calificar de filosóficas estas investigaciones psicológicas. De hecho. en este punto coinciden los psicólogos fisiológicos o experimentales …. [Por lo tantos habría que prescindir completamente de la idea de una tilo­sofía general de la mente o de las ciencias mentales» (1895. pp. 64-66).

Además, aunque creía que algunas investigaciones históricas sobre la mente. como la Psicología de los pueblos de Wundt, podrían llegar a ser científicas, su definición de psicología científica no era muy dife­rente de la de su amigo Titchener:

Podemos suponer. entonces, que el ámbito de la psicología como ciencia especial ha quedado establecido defini­tivamente. Incluye: (a) la reducción de los hechos de conciencia más complejos a los más simples; (b) la determi­nación de las relaciones de dependencia entre los procesos psíquicos y los procesos físicos (nerviosos) paralelos a ellos: y (c) la aplicación del experimento para obtener una medida ob jetíva de los procesos mentales y un cono­cimiento exacto de su naturaleza (p. 64).

Cuando Külpe abandonó Leipzig para ir a la Universidad de Wurzburgo. emprendió el estudio intros­pectivo del pensamiento. liderando la causa de la psicología como ciencia estrictamente natural_ Así, tomó partido por el sistema de Heidelberg de su maestro, cuestionando el tardío acuerdo de Wundt con la tradi­ción histórica kantiana alemana según la cual la psicología científica estaría siempre incompleta al no tener acceso a los procesos mentales superiores. Sus investigaciones dieron lugar a dos resultados importantes. El primero de ellos indicaba que. a diferencia de lo establecido por el «Camino de las Ideas», algunos conte­nidos de la conciencia no podían vincularse a sensaciones o sentimientos. El segundo socavaba el asocia­cionismo como explicación del pensamiento, y sugería con Brentano que los pensamientos son actos. no re­presentaciones pasivas.

232      HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA

El método que desarrolló Külpe para estudiar el pensamiento se denominó el método de Ausfragen —método de las preguntas—. Difería significativamente de la práctica de la introspección de Leipzig. Los experimentos de Wundt eran relativamente sencillos, ya que consistían en estudiar una reacción ante un es­tímulo o en describir brevemente el propio estímulo. La psicofísica de Fechner. la cronometría mental de Donders y los experimentos de apercepción de Wundt son ejemplos de este procedimiento. Con Kiiipe, los objetivos comenzaron a ser más complicados y la tarea de !a introspección más elaborada. Al observador se le hacía una pregunta (de ahí el nombre del método). En algunas ocasiones. la respuesta era sencilla, por ejemplo si la tarea consistía en asociar un estímulo a una palabra. En otras, era más complicada. como afir­mar estar de acuerdo o en desacuerdo con un largo pasaje de una obra filosófica. Debemos recordar que los sujetos de aquellos experimentos no eran personas sin estudios superiores, sino catedráticos con una exce­lente formación filosófica y estudiantes de posgrado. El observador respondía a la pregunta normalmente, pero se suponía que prestaba atención a los procesos mentales que se habían puesto en marcha con la pre­gunta para solucionare! problema planteado. Tras responder a la pregunta. el observador explicaba qué ha­bía ocurrido en su mente entre la pregunta y la respuesta, es decir_ describía sus procesos de pensamiento. El método era más complicado de lo que parecía y sus resultados eran muy polémicos.

Los primeros resultados supusieron una auténtica conmoción para todos los psicólogos: existían los pen­samientos sin imágenes- es decir- algunos de los contenidos de la conciencia no podían relacionarse con sen­saciones, sentimientos o imágenes de los mismos, según lo establecido por el Camino de las ideas. Este des­cubrimiento apareció en el primer artículo de Wurzburgo, publicado en 1901 por A. M. Mayer y J. Orth. En este experimento, se le pedía a! observador que respondiera con la primera palabra que le viniera a la mente tras ser expuesto a un estímulo consistente en otra palabra. El experimentador marcaba la «salida», decía la palabra correspondiente al estímulo y comenzaba a cronometrar. En cuanto el observador daba su respuesta, el experimentador paraba el cronómetro. A continuación. el observador describía el proceso de pensamiento que le había llevado a dar esa respuesta. Mayer y Orth concluyeron que, en la mayoiía de los casos, el pro­ceso incluía imágenes o sentimientos definidos asociados con actos de voluntad. Sin embargo, escribieron (1901): «aparte de estas dos clases de procesos conscientes, debemos introducir un tercer grupo… Con mu­cha frecuencia, los observadores explicaban que habían experimentado ciertos procesos de pensamiento que no podían describir ni como imágenes ni como actos de voluntad». Por ejemplo. Mayer. ejerciendo de ob­servador, «advirtió que tras ser expuesto a la palabra-estímulo «metro», tuvo lugar en él un proceso consciente peculiar, no definible, seguido de la pronunciación de la palabra «troqueo»». Así, según Mayer y Orth, la or­todoxia se equivocaba: se habían encontrado sucesos en la conciencia que no iban acompañados de imágenes.

¿Qué se podía hacer con el pensamiento sin imágenes? La interpretación que le dio la escuela de Wurz­burgo fue cambiando a lo largo de su historia. Mayer y Orth se limitaron a descubrir la existencia de pen­samientos sin imágenes «estados conscientes» vagos, impalpables. casi indescriptibles. Posteriormente se identificaron simplemente como «pensamientos». La teoría definitiva defendía que el pensamiento es. en rea­lidad, un proceso inconsciente, reduciendo asílos elementos de pensamiento sin imágenes a indicadores cons­cientes del pensamiento, en vez de considerarlos pensamientos en sí mismos. Sin embargo, a ambos lados del Atlántico muchos psicólogos juzgaron como inaceptables —o al menos dudosos— los métodos, resul­tados e interpretaciones de Wurzburgo.

En 1907, Wundt rebatió por escrito las conclusiones de la escuela de Wurzburgo y rechazó su método. Sostenía que los experimentos de Wurzburgo eran falsos experimentos, una peligrosa versión de la intros­pección de sillón llevada a cabo en un laboratorio. Según Wundt. los experimentos en el campo del pensa­miento carecían de todo control experimental. E! observador no sabía exactamente qué tarea se le iba a pro­poner, y el proceso mental resultante variaba de un observador a otro y de un intento a otro, de modo que no podían repetirse los resultados. Por último, Wundt aseguraba que es muy difícil —si no imposible—que un observador piense en la pregunta que se le ha planteado y a la vez atienda al proceso mental que le ayu­da a resolverla. Por consiguiente, afirmaba Wundt, el supuesto descubrimiento de pensamientos sin imáge­nes no era válido.

Utilizando la misma definición con la que Külpe tunpliaba el alcance de la introspección. Titchener re­pitió los estudios de Wurzburgo para así rebatirlos y defender su tradición asociacionista. Metodológicamente.

CAPÍTULO 7 La psicología (le ta conciencia  233

Titcbener se hizo eco de las ideas de Wundt afirmando que las explicaciones que los observadores daban de los denominados «pensamientos sin imágenes» no eran en absoluto descripciones de la conciencia, sino in­venciones basadas en creencias sobre cómo deben resolverse las preguntas planteadas en los experimentos. Los estudiantes de Titchener llevaron a cabo experimentos sobre el pensamiento, concluyendo que no ha­bían podido encontrar prueba alguna de elementos de pensamiento sin imágenes. Lo que sí habían conse­guido era relacionar todo el contenido consciente con sensaciones o sentimientos (Clark, 1911). Por ejem­plo, según Titchener, los observadores de Comen podían relacionar muchos «pensamientos sin imágenes» superficialmente plausibles con sensaciones cinestésicas del cuerpo que se les habían escapado a los obser­vadores de Wurzburgo. Titchener llegó a la conclusión de que la escuela de Wurzburgo no había consegui­do observar la experiencia consciente con precisión. Los experimentadores de esta escuela habían encon­trado contenidos de la mente difíciles de analizar y en vez de intentar acometer esa complicada tarea. se habían rendido y habían denominado a ese tipo de contenidos «pensamiento sin imágenes».

Otros estudiosos ofrecieron interpretaciones alternativas de los resultados de Wurzburgo. Algunos su­gerían que sólo determinados tipos de mente poseen el denominado pensamiento sin imágenes. reduciendo así la controversia Titchener-Külpe a una simple cuestión de diferencias individuales. Esta hipótesis fue cri­ticada y calificada de poco parsimoniosa: ¿Por qué habría de crear la naturaleza dos tipos de mente para al­canzar el mismo resultado: el pensamiento exacto? ¿Y por qué iba a predominar uno de ellos en Wurzbur­go y el otro en Cornell? La hipótesis del pensamiento inconsciente fue rechazada por una sencilla razón: aquello que no es consciente no es mental sino fisiológico y, por lo tanto, no forma parte de la psicología. Con el paso del tiempo la controversia resultaba cada vez más inextricable. En 1911, J. R. Angel] escribió: «Uno siente que las diferencias que enfrentan a algunos de los autores son simplemente malentendidos mu­tuos acerca del fenómeno que se está estudiando» (p. 306). A Angel’ le incomodaba el hecho de que los en­frentados en la disputa babían terminado limitándose en gran medida «a una mera postura de aserción o ne­gación… «¡Es así!» o «¡No es así!»» (p. 305).

En Estados Unidos, la consecuencia más importante del debate sobre el pensamiento sin imágenes fue la sospecha de que la introspección era una herramienta frágil y poco fiable con la que fácilmente se podía caer en prejuicios generados por las expectativas teóricas, Los observadores de Wurzburgo creían en el pen­samiento sin imágenes y eso es lo que encontraban en sus experimentos. Los observadores de Titchener sólo creían en las sensaciones y sentimientos, y sólo encontraban sensaciones y sentimientos. R. M. Ogden, un estadounidense defensor del pensamiento sin imágenes, escribió que si las críticas de Wundt y de Titchener a los métodos de Wurzburgo eran válidas, «¿no se podrían llevar más lejos y llegar a negar el valor de toda la introspección? De hecho, en una reciente conversación entre psicólogos, dos de los presentes defendie­ron enérgicamente esa postura» (Ogden. 191 la). El propio Ogden sugirió que las diferencias entre los re­sultados de los e.sperimentos de Titchener en Cornell y los de de Külpe en Wurzburgo revelaban un «sesgo inconsciente» determinado por las diferencias de formación (Ogden, 191 lb, p. 193). En la polémica del pen­samiento sin imágenes se adivinaban ciertas dificultades del método introspectivo y, en 1911.  el ano de los escritos de Ogden, ya había algunos psicólogos dispuestos a descartarlo completamente. Los «dos de los pre­sentes» a los que se refería Ogden eran ya conductistas que aún no recibían ese nombre. Dos años después, Watson bautizaría el nuevo movimiento, citando la controversia del pensamiento sin imágenes como un gran fracaso de la psicología introspectiva.

El segundo descubrimiento de Wurzburgo condujo a los experimentadores a rechazar el asociacionis­mo como posible explicación del pensamiento. Su pregunta clave era la siguiente: ¿Qué hace que sea una idea y no otra la que siga a una idea dada? En el caso de la libre asociación, como en el experimento de Ma­yer y Outli, el asociacionismo ofrece una respuesta plausible. Si la palabra que se utiliza como estímulo es «ave», puede que el observador responda «canario». Los asociacionistas, entonces, podrían afirmar que el vínculo ave-canario es el más intenso de la red asociativa del observador. Sin embargo, la situación se com­plica si se utiliza un método de asociación restringida, como hizo Henry J. Watt en 1905. Este método con­siste en lijar una determinada tarea para el observador, como pedirle que «proporcione una categoría .u­bordinada» o «una categoría subordinante». En el primer caso, puede que el observador dijera también canario». pero en el segundo caso la respuesta correcta no sería «canario», sino «animal». No obstante. en

234      HISTORIA DE LA PSICOWGIA

estos casos ya no se trata de una asociación libre. sino de actos de pensamiento dirigido que dan lugar a pro­posiciones que pueden ser verdaderas o falsas, a diferencia de la asociación libre. Por lo tanto, el simple vín­culo asociativo ave-canario queda invalidado en el pensamiento dirigido.

Los partidarios de Wurzburgo mantenían que la fuerza de la asociación no puede explicar por sí mis­ma la naturaleza del pensamiento racional, puesto que debe haber algo más, aparte de los vínculos asocia­tivos, que dirija al pensamiento según las directrices adecuadas marcadas por la red asociativa con el fin de llevar al observador a responder correctamente a preguntas o tareas como las planteadas por Watt. Ellos pro­ponían que es la propia tarea la que dirige el pensamiento, Utilizando su terminología posterior, la tarea es­tablece una disposición mental —o tendencia determinante— que guía al observador a utilizar de la mane­ra adecuada su red asociativa. Estos experimentos sugerían la existencia del pent:amiento inconsciente. porque los observadores se daban cuenta de que cuando les planteaban la tarea de «responder con una ca­tegoría subordinante de «canario»», la respuesta «ave» surgía en su cabeza sin que experimentaran un ele­vado nivel de actividad mental consciente. En Würzburg llegaron a la conclusión de que el estado mental lleva a cabo el proceso de pensamiento incluso antes de que se plantee el problema; el observador está tan preparado para responder con una categoría subordinante que la respuesta se genera de forma automática. El concepto de disposición mental refleja la influencia de la psicología del acto de Brentano, que los expe­rimentadores de Wurzburgo tomaron de Husserl. Los pensamientos no son representaciones pasivas —ob­jetos mentales— sino actos mentales inherentemente referidos a otros aspectos de la mente o al mundo, Como escribió Külpe, «la característica fundamental del pensamiento es la referencia. es decir, la dirección hacia algo» (citado por Ash, 1995, p. 79). lo que es exactamente la fórmula de Brentano para la intencionalidad.

A medida que los estudios de los psicólogos de Wurzburgo se fueron desarrollando, fueron evolucionando desde la tradicional psicología analítica de contenidos hacia una psicología de funciones —o de actos menta­les, según la terminología de Brentano—. En un principio, su objetivo había sido describir un nuevo conteni­do mental, el pensamiento sin imágenes, pero finalmente vieron que el pensamiento como acto escapa a una descripción en términos de contenidos sensoriales. Como defendíaBrentano, la actividad mental —o función—es má.s importante y psicológicamente más real que los supuestos átomos de la mente. El futuro de la psico­logía, especialmente en Estados Unidos. estaba más en una psicología de funciones que de contenidos. Que­dó demostrado que los contenidos u objetos de la mente son algo efímero y mucho más difícil de definir que los átomos de los que se componen los objetos físicos. Cuando la evolución comenzó a influir en la psicolo­gía (véase el Capítulo 9), la pregunta de cómo actúa la mente para ayudar a un organismo en su lucha por la supervivencia cobró mayor importancia que la pregunta de cuántos elementos sensoriales visuales existen.

Históricamente, sin embargo. la introspección sistemática de la escuela de Wurzburgo demostró ser un callejón sin salida (Danziger. 1990). Como Wundt ya había insinuado, su método era demasiado subjetivo para arrojar resultados científicos replicables. Aunque después de 1909 Wurzburgo continuó inspirando tra­ba jos. se puede decir que la escuela quedó esencialmente disuelta cuando Külpe se trasladó a la Universi­dad de Bonn. Nunca se publicó ninguna teoría basada en los estudios de Wurzburgo, aunque existen prue­bas de que Külpe estaba trabajando en una cuando murió. Es desconcertante que, desde 1909 hasta el momento de su muerte. Külpe no dijera prácticamente nada acerca de los espectaculares resultados de Wurz­burgo. De la escuela de Wurzburgo no surgió ninguna psicología alternativa. Sus métodos fueron innova­dores pero finalmente infructuosos. Sus resultados eran estimulantes pero inconsistentes. Su concepto de dis­posición mental representaba un anticipo de la futura psicología funcional. Un heredero más significativo de la fenomenología de Brentano fue el movimiento de la Gestalt.

Deja un comentario