LA INVESTIGACIÓN PSICOLÓGICA PRECISA DE SUPOSICIONES ACERCA DE LO QUE CUENTA

LA INVESTIGACIÓN PSICOLÓGICA PRECISA DE SUPOSICIONES ACERCA DE LO QUE CUENTA

La predicción y el control de la conducta pueden garantizarse úni­camente si se prescinde por completo del significado que las personas otorgan a sus acciones y por medio de medidas que reem­placen y desluzcan ese significado. No se trata de que no haya significado como tal en la psicología. No, hay muchos significados, grandes cantidades de suposiciones ideológicas acerca de la natu­raleza de los seres humanos y de lo que son capaces. Estos significados ideológicos son los que se otorgan a las mediciones a través de la interpretación psicológica de los resultados.

Los significados ideológicos más evidentes aparecen a través de las suposiciones acerca de las categorías conductuales o identi­dades que pueden ser identificadas y medidas, y es aquí donde nos enfrentamos a la cuestión del contenido. Algunos casos son evi­dentes para los psicólogos, quienes, por ejemplo, no asumirían que hubiese una categoría de trastorno denominado «drapetomanía», que explicaría por qué los esclavos huían de las plantaciones56. La mayoría de los psicólogos no asumirían ahora que la homosexuali­dad sea un trastorno que pueda curarse con terapia de aversión57.

Los significados ideológicos más insidiosos aparecen en la estructura formal del conocimiento psicológico en lugar de en el contenido, como apreciamos en la estructura formal, cuyo

 

LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA

funcionamiento apela a la noción estadística de «distribución nor­mal»58. Un psicólogo que asume que cualquier experiencia o actividad de una persona se ajusta a la «distribución normal» fun­ciona dentro de los parámetros ideológicos y es, por tanto, una inclinación escurridiza hacia determinadas asunciones limitadas del ser humano.

Los estudios acerca de la toma de decisiones y la formación de la identidad siguen siendo el punto de apoyo de la psicología cogni­tiva y del desarrollo (o evolutiva), en el sentido de que se adecuan muy bien a la agenda del análisis de las personas, de modo que el poder pueda estar seguro de saber predecir la conducta de las per­sonas. Y aquellas que no se ajustan a los modelos normativos del desarrollo y el pensamiento humano se les presta una atención especial, y si son muy desafortunados, un «tratamiento». Sin embargo, siguen siendo las personas impredecibles las que pueden perturbar el buen funcionamiento de la economía.

La psicología ha permanecido fiel a su propia historia, pero a la peor parte de ésta. Descansa sobre ideas acerca de la distribución «normal» y otras distribuciones «asimétricas» que son medidas desde su concepción particular de cómo debería ser el mundo. Recalca que la conducta individual es ajena a la de las otras perso­nas y hace de las diferencias entre los hombres y las mujeres una de sus principales preocupaciones, aunque se muestre confundida ante el hecho de que algunos hombres no parece que sean tan com­petitivos como el resto de sus colegas59. Por tanto, la psicología fomenta que las personas lleven vidas productivas en el marco del actual sistema político-económico basado en la competición y el beneficio.

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