LA NUEVA PSICOLOGÍA ALTERNATIVA (‘ALT PSY’) SE APOYA EN UNA IDEA NORMATIVA DE LA INFANCIA, LA TRANSPARENCIA Y EL OPTIMISMO

LA NUEVA PSICOLOGÍA ALTERNATIVA (‘ALT PSY’) SE APOYA

EN UNA IDEA NORMATIVA DE LA INFANCIA, LA TRANSPARENCIA Y EL OPTIMISMO

Una práctica alternativa procedía de la «re-evaluación comparti­da»29, un enfoque terapéutico manifiestamente político, enraizado en la versión estadounidense del maoísmo (lo que no supone moti­vo suficiente para rechazarlo)30. Las afirmaciones que dicen que las distintas facciones de las organizaciones de «re-evaluación com­partida» (también conocida como «co-escucha» o «co-consejo») son sectas o «cultos» deben tomarse con cautela31. Más aún si sabemos que al intentar entender problemas organizacionales por medio de la noción de la psicología del «culto» se obvian los aspectos políticos. Estas acusaciones elevadas en contra de la «re-evaluación compartida» también recurren a explicaciones psicológicas para comprender a qué es debido que una persona se sienta atraída por una determi­nada visión política. De este modo, la psicología en tanto parte del problema que pretende solucionar, se ve, a su vez, reforzada.

 

IAN PARKER

El verdadero problema que plantea la «re-evaluación compar­tida» radica en su insistencia teórica en que los patrones estables del malestar desde la infancia deben ser liberados, «descargados», para sentirnos bien. Como concluye una valoración feminista de la «eco – política» de diferentes teorías psicológicas, que intentó hacer de la «re-evaluación compartida» una «psicología verde incipiente», «el activismo ecológico precisa un conocimiento reflexivo de nues­tras organizaciones como forma de apreciar los supuestos y las prácticas opresiva y excluyentes que se han infiltrado [en ellas] y de aflojar las rigideces»32.

La psicología contempla con gran interés una concepción de la «cura» entendida como una suerte de conocimiento reflexivo similar al que permitiría una política radical33, si bien esta con­cepción no supone reducir directamente la política a la psicología, e, incluso, cabría pensar que incluir la política personal en la agen­da de cambio social es un intento loable. No obstante, el problema radica en plantear la acción política desde una perspectiva tera­péutica34

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