LA OPRESIÓN ENCARNADA ES LA INTERRELACIÓN VIVIDA ENTRE LOS CUERPOS QUE ESCONDE LA PSICOLOGÍA

LA OPRESIÓN ENCARNADA ES LA INTERRELACIÓN VIVIDA ENTRE LOS CUERPOS QUE ESCONDE LA PSICOLOGÍA

Los psicólogos de la educación intervienen para aclarar asuntos inapreciables para el resto de personas, y es aquí donde la experiencia de la segregación y la exclusión se confunden con el trastorno de fondo que buscan los psicólogos. Las ideas preconcebidas de los psicólogos sobre las clases sociales suelen quedar al descubierto cuando dan por supuesto que a los menores de clases medias, considerados más sen­sibles y, por tanto, con mayor probabilidad de sufrir trastornos emocionales, les alivia hablar sobre sus problemas, mientras que los menores de clase trabajadora responderán mejor a un tratamiento far­macológico2.

Esta estructura de clase en la evaluación está ahora obteniendo protagonismo en las escuelas, cuyos servicios han sido privatizados, y entre las familias de clase media que pueden permitirse pagar un psicólogo que les diagnostique «dislexia» o algún otro impedimento psicológico oculto que explique la razón de que sus hijos no vayan tan bien como cabría esperar. La «dislexia», la etiqueta utilizada para iden­tificar a los menores que precisan más ayuda con la lectura, plantea el problema de los recursos y medios necesarios para que todos los niños y las niñas aprendan a leer, en vez de que un grupo selecto de alumnos pueda permitirse pagar un diagnóstico psicológico3.

El proceso de evaluacióny diagnóstico indica que las diferencias de clase están encarnadas en los menores, en los lugares donde aprenderán y en las personas que estarán a su lado enseñándoles. Por tanto, los ran­kings de los centros de primaria (school league tables), basados en los logros educativos, potencian la segregación de los más listos y los más torpes en función del rendimiento, recurriendo a una discriminación envuelta en la retórica política de que cada escuela destaca en lo suyo4.

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