LA PSICOLOGÍA DISCURSIVA NECESITA QUE SUS ADEPTOS UTILICEN UNA JERGA ESPECÍFICA

LA PSICOLOGÍA DISCURSIVA NECESITA QUE SUS ADEPTOS UTILICEN UNA JERGA ESPECÍFICA

La lucha por probar que es parte legítima de la disciplina ha conduci­do a la psicología discursiva a recurrir a una jerga cuasi científica que toma prestada del «análisis de la conversación» en sociología21. Los sociólogos del análisis de la conversación en ocasiones se brindan a formar a sus acólitos en psicología, a condición de que no se hable de política. A su parecer, la ideología y el poder son conceptos macropo – líticos excesivamente abstractos que deben ser evitados en el microanálisis de la conversación. Incluso así, surge con frecuencia el asombro entre los sociólogos cuando observan el camino de rosas que el análisis de la conversación y el análisis del discurso están teniendo en la psicología, en comparación con su propia disciplina.

Una posible respuesta a semejante asombro sería que la discipli­na de la psicología en todo momento ha procurado que las distintas partes que la componen se distingan a través de su terminología. Ahora los psicólogos discursivos se presentan a sí mismos como in­vestigadores científicos que se comportan correctamente, reciclando el lenguaje ordinario en descripciones de «pares adyacentes» (se­cuencias en las cuales una persona dice «hola» y le responde de vuelta «hola», por ejemplo) y de «casos de formulaciones extremas» (en los que, por ejemplo, el hablante exagera un punto de vista para estable­cer un mayor distanciamiento del mismo). De este modo el análisis del discurso queda reducido a un juego de identificación de distintos mecanismos retóricos, y en la cultura occidental la psicología discur­siva se convierte en una práctica moderna de «higiene verbal» encargada del lenguaje y de clarificarlo, de manera que las personas que lo empleen se sientan satisfechas de saber exactamente lo que quieren decir cuando hablan22.

Deja un comentario