EL ‘MODELO SOCIAL’ DIO LUGAR A UNA PRÁCTICA CONTRARIA A LA PSICOLOGÍA

EL ‘MODELO SOCIAL’ DIO LUGAR A UNA PRÁCTICA CONTRARIA A LA PSICOLOGÍA

El «modelo social» vinculó su propia interpretación del mundo con la transformación social, de manera que las escuelas, por ejemplo, fuesen menos discapacitadoras para determinados categorías de per­sonas —ya sean evidentes o inventadas por los psicólogos y las compañías farmacéuticas—. Para las escuelas obligadas a obtener bue­nos resultados según los objetivos gubernamentales, y para las preocupaciones de los padres y madres, conscientes de la importancia

 

IAN PARKER

de las calificaciones escolares para la futura carrera profesional de sus menores, cualquier circunstancia que altere el funcionamiento de la escuela y sus logros es vivido como un problema9. Las inicia­tivas que pretenden «proteger» a los menores apartándolos de la escuela porque sus pequeños cerebros no están aún preparados para la actividad educativa, reproducen una separación artificiosa entre el «trabajo» como actividad adulta y el «juego» como actividad determinante de la vida infantil. Semejante respuesta psicologiza­dora a los problemas a los que se enfrentan los menores en el sistema escolar proporciona, de este modo, la munición necesaria al proyecto neoliberal para cargar contra la educación gratuita y proponer sus recortes.

Los menores en la sociedad contemporánea sufren una doble maldición: a veces son tachados de mentirosos por inventar histo­rias sobre abusos sexuales, y al rato se les idealiza y romantiza como si fueran inocentes florecillas necesitadas de protección frente al mundo adulto mientras sea posible. Cuando se portan mal los psi­cólogos les patologizan e incluso se les medica para acallarlos: la mala conducta etiquetada como Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDHA), la dificultad para la lectura denomina­da «dislexia», o la torpeza calificada como «dispraxia», todas ellas son consideradas como ejemplos de inadaptación de los menores a las demandas escolares. Una escuela que incapacita es una institu­ción que fracasa en su cometido y las fuerzas políticas que provocan la incapacidad del sistema escolar deben someterse a escrutinio. Por lo tanto, nos enfrentamos a un problema psicológico en el cual los psicólogos son parte del mismo1°.

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