Sistemas ideológicos. Su relación con las necesidades del individuo.

 

La ideología cohesiona a los individuos en sus roles, en sus funciones y en sus relaciones sociales. Impregna todas las activida­des del hombre y gobierna los comportamientos familiares de los individuos y sus relaciones con los otros hombres y con la naturaleza. Está presente en sus juicios acerca del «sentido de la vida». La ideología participa de todos los actos y gestos de los individuos; por ello, todo análisis de lo vivido está profundamente marcado por la acción de la ideología. Si bien las ideologías comportan representaciones, imágenes, ideas, actitudes-comportamientos socia­les, etcétera, estos elementos considerados aisladamente no hacen la ideología; es la selección de esos elementos y su modo de combinarse lo que les da un sentido, lo que determina su significado y función,

Los sistemas ideológicos están destinados a satisfacer distintas necesidades del individuo, de los grupos y de la sociedad. Entre las necesidades psicológicas de los individuos se encuentra, especial­mente en los jóvenes, la de afianzar lo más firmemente posible el sentimiento de identidad, lo que los lleva a buscar integrarse en grupos ideológicos. Los grupos ideológicos pueden llegar a funcio­nar, precisamente, como un continente que abarca y delimita, a la vez que discrimina y consolida, la ideología y la identidad de los miembros que lo constituyen. Les garantiza también el manteni­miento de su identidad al proponerles un plan de vida con vínculos sociales y temporales, asegurados por la pertenencia a un grupo que tiene su continuidad en el futuro. Aunque los integrantes del grupo cambien o las personas evolucionen en sus características, la ideo­logía se mantendrá básicamente igual a través del tiempo (si bien ésta puede sufrir ciertas modificaciontes en el sistema que relaciona sus representaciones) . El individuo se encontrará integrado y más completo, pues sentirá sus partes proyectadas en el grupo y en su ideología, controladas y aseguradas, sabiendo dónde están en el presente y dónde seguirán estando en el futuro.

Creemos que el carácter «continente» y prospectivo que ofrece la ideología es uno de los elementos en los que reside su fuerza y su atractivo; la inclusión del futuro, implícita en toda ideología, contribuye por la omnipotencia que se le adjudica, a veces, a reforzar la fantasía de inmortalidad mediante su proyección en la ideología que, por su esencia, puede perdurar a lo largo de los tiempos. El futuro actúa como un continente que garantiza y salvaguarda todo lo depositado en la ideología. Se trataría de un intento del indivi­duo, contenido en la adhesión a una ideología, de contrarrestar su angustia persecutoria frente a la muerte.

Esto explicaría algunas de las motivaciones profundas que subyacen a la disposición de ofrecer la propia vida en holocausto por una causa. Es una forma de procurar elaborar el duelo por 1a posible pérdida de uno mismo. La frase «Viva mi patria aunque yo perezca» podría expresar dicha fantasía.

Desde otra perspectiva, y a través de un contenido poético, Pablo Neruda expresó un sentimiento análogo en uno de sus poe­mas titulado «Mi partido» (11) , en el que incluye la siguiente estrofa:

«Me has hecho indestructible

porque contigo no termino en mí mismo».

 

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