Duelos. Situaciones que amenazan la integridad e identidad del self.

 

A lo largo del desarrollo se presentan diversas situaciones que amenazan la integridad e identidad del self, exponiéndolo a expe­riencias de dolor, daño y pérdidas parciales que producen respuestas depresivas. Así, por ejemplo, tanto el trauma del nacimiento, como el destete y todas las experiencias equivalentes, además de produ­cir angustias intensamente persecutorias determinan reacciones de­presivas relacionadas con la vivencia de daño y pérdida de aspectos del self que están involucrados en ellas (5) .

Vivir implica necesariamente pasar por una sucesión de duelos. El crecimiento en sí, el pasaje de una etapa a la otra implican pérdidas de ciertas actitudes, modalidades y relaciones que, aunque son sustituidas por otras más evolucionadas, impactan al yo desen­cadenando procesos de duelo que no siempre son suficientemente elaborados. Suele darse el fenómeno paradojal de que los mismos mecanismos de defensa utilizados por el yo contra la angustia se conviertan, a veces, en factores atentatorios contra la estructura e integridad del self, provocando su debilitamiento. Esto ocurre, especialmente, con los procesos de disociación, splitting, identificación proyectiva, negación, etcétera.

En su lucha contra las ansiedades persecutorias, el self se disocia o fragmenta y sus partes se separan y son proyectadas afuera, generalmente sobre los objetos. Muy a menudo, el yo teme que esas partes desprendidas no retornen jamás, sintiéndolas como pérdidas definitivas. Esta clase de sentimientos son los que configuran, pre­ferentemente, una reacción depresiva con el consiguiente duelo por el estado en que queda el self.

El proceso evolutivo (cuando ocurre normalmente) da tiempo al yo para que elabore sus pérdidas y se restablezca de los transito­rios y tolerados momentos de trastorno de la identidad que, la mayor parte de las veces, pasan desapercibidos. En casos patológicos, y por fracaso en la elaboración de esos duelos, se producen graves perturbaciones de su identidad (psicosis) o formaciones patológicas.

Uno de nosotros (5) ha desarrollado extensamente el proble­ma del sentimiento de culpa en conexión con la depresión y el duelo, distinguiendo dos diferentes calidades de culpa: una culpa persecutoria que se experimenta frente al objeto y al self que determinará la aparición de duelos patológicos, y una culpa depresiva, que creará la posibilidad de una auténtica reparación del self y del objeto.

 

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