CUANDO POSEEN LA MISMA HABILIDAD. Juegos, juguetes y pensamientos de mujeres sobre el tema.

CUANDO POSEEN LA MISMA HABILIDAD

En Australia, tan sólo el cinco por ciento de los ingenieros son mujeres, pero la media demuestra que su salario es un 14% más elevado que el de sus compañeros masculinos. Así, las pocas mujeres que po­seen habilidad espacial, trabajan a un mayor ritmo que el hombre. Por ejemplo, en las carreras de motos profesionales casi no ha habido cam­peonatos femeninos desde que se inventaron, pero en drag-racing* , el diez por ciento de los participantes y campeones son mujeres. ¿A qué se debe? El drag-racing no requiere grandes habilidades espaciales para tener que calcular velocidades, ángulos, esquinas, adelantamientos y cambios de marchas. Los drag racers conducen en un camino recto y el campeón es aquél que reacciona más rápido a la señal de la luz verde, una habilidad para la cual las mujeres tienen ventaja.

Cuando las mujeres poseen habilidad espacial,
su ritmo y calidad de trabajo es superior.

A pesar de que la mayoría de conductoras de drag racers al realizar el Test de la Estructura Cerebral obtuvieron resultados que se situaban en la franja de estructura mental masculina, al ser entrevistadas sobre las ventajas de su profesión en relación al resto de la gente, subraya­ban: «Nos encanta trabajar con los chicos —dijeron— todos formamos un gran equipo —y— somos buenos amigos». Cuando preguntamos a los hombres sobre las ventajas de su trabajo contestaron que les encantaba ganar premios, tener buenos coches y hablar sobre accidentes a los que habían logrado sobrevivir.

LOS NIÑOS Y SUS JUGUETES

A los niños les vuelven locos sus juguetes. Quizá por eso la mayoría de las patentes están registradas por hombres. A las niñas también les gustan los juguetes, pero suelen ir perdiendo el interés al llegar a los 12 años de edad, cuando empiezan a transformarse en mujercitas. Los hombres nunca pierden su obsesión por los juguetes que tienen que ver con la habilidad espacial, simplemente, a medida que se van ha­ciendo mayores, se gastan más dinero en ellos. Les encantan los televi­sores portátiles, los teléfonos móviles que tienen forma de coche, los juegos de ordenador y de videoconsola, las videocámaras, mandos a distancia para cualquier cosa, aparatos que apagan la luz cuando se lo ordenas con la voz y, en fin, cualquier cosa que tenga un motor. Si pita, centellea y necesita más de seis pilas, seguro que quieren uno.

LO QUE LAS MUJERES PIENSAN AL RESPECTO

Cualquier discusión sobre las diferencias entre sexos, como la que pre­senta este libro, desencadena una avalancha de protestas por parte de feministas y activistas «políticamente correctos», puesto que conside­ran que el libro atenta contra sus esfuerzos para lograr una vida más justa para todos. Los prejuicios de la sociedad pueden reforzar y exa cerbar la conducta estereotípica del hombre y la mujer, así como fo­mentar las desigualdades, pero hay que tener en cuenta que los este­reotipos no son la causa de la conducta. Nuestra naturaleza y la es­tructura cerebral de ambos sexos es la culpable. Muchas mujeres se consideran fracasadas o creen que no han podido conquistar ciertas áreas en las que predomina el hombre. Eso no es cierto. Las mujeres no han fracasado, simplemente no cuentan con las mismas habilidades para poder entrar en las áreas dominadas por el hombre.

Las mujeres no han fracasado. Sólo han fracasado
en su intento de ser como hombres.

La idea de que las mujeres no han prosperado en la sociedad sólo es válida si se toma la definición masculina de «éxito», pero eso no quiere decir que ésta sea la definición adecuada. ¿Quién puede de­cir que «realizarse personalmente» significa ser un director ejecutivo a cargo de una gran empresa, volar en un jumbo jet o programar orde­nadores espaciales?

Los hombres lo consideran así, pero es su forma de medir el «éxito», no la de los demás.

* Deporte que consiste en realizar carreras en línea recta de coches atípicos, que lucen vistosas carrocerías.

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