Miércoles 17 de febrero de 1965

Miércoles 17 de febrero de 1965

Barry llegó haciendo ruidos de besos y diciendo: «Hola caca de chancho», e hizo más sonidos de besos a una mujer que se encontraba en la sala de espera, quien no le prestó atención. Indicó con gestos que iría al baño pero luego no lo hizo y dio un golpe con la puerta del consultorio cuando entré detrás suyo. Una vez en el cuarto escribió en la pared en forma de columna: «Nuevo programa, PATV, el mundo, la historia de, rompecabezas, Reino Unido». Cruzó el cuarto y me dio un pedazo de papel del tamaño de una tarjeta de Navidad, y luego es­cribió en la pared «Valentina, 1536, 1540, TV francesa, muy caro, Arco de Triunfo, torre Eiffel, Louvre, Notre Dame, presidente de Gaulle, general de Gau‑

* Himno a la bandera de E.U.A. IN. del S.]

 

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lle». Nuevamente me preguntó acerca de las vacaciones y esta vez pude darle las fechas. Tomó una actitud cómica, pomposa y amenazadoramente burlona y me mostró sus dientes en una especie de cara de mono. «¿Y ahora qué piensa usted que ha hecho y adónde ha ido?» dijo escudriñándome; luego «No perdamos tiempo. Hablaremos de nuevo a las 4 y 10», como si él fuera el papá ocupado que no podía escuchar quejas en ese momento.

Escribió «Suiza» en la pared y «Basilea», y luego hizo un círculo dividido en dos de manera que en el tope había una porción para D y una especie de semicírculo NE o NO y luego éste nuevamente dividido por la mitad, una con una F y la otra con una S. Dijo que había olvidado el nombre de la ciudad francesa y luego algo acerca de los hermosos pasos, altas montañas, tan altas como esa pared, como casas de departamento. Escribió «Feliz espectáculo, Nuevo espec­táculo» y luego lo cambió a «Comedia, Danny Kaye, Phil Silvers, Los Hermanos Winter, Mark, Walter, Frank, mañana habrá más acerca de esto». Al final de la sesión dijo que era tiempo de limpiar y comenzó a ayudarme a limpiar las pa­redes.

La referencia a los Hermanos Winter* parecía ser su manera de reconocer que en las vacaciones se sentía perseguido por la frialdad del pecho congelado (monta­ña suiza). Cuatro años más tarde fue capaz de verbalizar: «Yo la congelo a usted los fines de semana. La pongo en el congelador hasta el lunes».

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