LA QUÍMICA QUE ENAMORA. El papel de los neuropéptidos en las reacciones emocionales y la salud.

LA QUÍMICA QUE ENAMORA

Acaba de conocer a esa persona especial. Su corazón late a mil por hora, le sudan las manos, tiene retortijones en el estómago y le tiembla todo el cuerpo. Cuando quedan para ir a cenar fuera usted está en Babia y si, al final de la cita, su pareja le besa usted se derrite. Durante días, come poquísimo, pero se encuentra como flotando por las nubes y se da cuenta de que ya se le ha quitado el resfriado.

Las evidencias neuronales demuestran que «enamorarse» no es más que una serie de reacciones químicas que tienen lugar en el cerebro y que provocan modificaciones mentales y físicas. Se estima que exis­ten alrededor de 100 billones de neuronas que constituyen el entramado cerebral. Candice Pert, del Instituto Nacional Norteamericano de Salud fue pionero en una investigación que descubrió los neuro­péptidos, una cadena de aminoácidos que fluyen por todo el cuerpo y que se adhieren a receptores. Hasta la actualidad, se han reconocido 60 tipos diferentes de neuropéptidos y se sabe que desatan reacciones emocionales en el cuerpo cuando se adhieren a receptores. En otras palabras, todas nuestras emociones y sentimientos: amor, pena, felici­dad, etc., son bioquímicas. Cuando el científico inglés Francis Crick y sus colaboradores ganaron el Premio Nobel de Medicina por descifrar el código ADN que define los genes dejó perplejo al mundo médi­co al pronunciar: «Ustedes, sus alegrías, sus tristezas, sus recuerdos, sus ambiciones, su sentido de identidad, de libertad y el amor no son más que la conducta de un vasto haz de células nerviosas».

El componente químico principal que se desprende para que sintamos la emoción física de estar enamorados es la fenilalanina, que está relacionada con las anfetaminas y se encuentra en alimentos como el chocolate. Es uno de los componentes químicos que provoca que el latido del corazón se acelere, que las manos suden, que las pupilas se dilaten y que sienta un cosquilleo en el estómago. En esta reacción también se desprende adrenalina, que acelera el ritmo cardíaco, po­niéndole alerta y haciendo que se sienta de maravilla. Junto con estos componentes se encuentra también la endorfina, que protege el siste­ma inmunológico y puede curarle el resfriado. Cuando besa a alguien, los cerebros de ambos realizan un rápido análisis químico a partir de la saliva del otro y toman decisiones sobre la compatibilidad genética. El cerebro femenino también hace un análisis sobre el estado del siste­ma inmunológico del hombre.

Estas reacciones químicas positivas explican por qué las parejas que están enamoradas suelen contraer menos enfermedades. Estar enamo­rado suele repercutir beneficiosamente en la salud.

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