EL PROCESO DE DESINSTITUCIONALIZACIÓN CUESTIONA EL ESENCIALISMO PSICOLÓGICO

EL PROCESO DE DESINSTITUCIONALIZACIÓN CUESTIONA EL ESENCIALISMO PSICOLÓGICO

Plantear que se hagan las cosas de manera distinta es una fuente de conflicto. De las pugnas contra las instituciones que encarcelan y castigan a las personas por su incapacidad para afrontar la vida en el contexto capitalista aprendemos que debe abolirse la desigual­dad social. De nuevo, por una parte, existe una correlación entre la

 

LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA

clase y el estatus profesional y, por otra, el destino que aguarda a las personas cuyos trastornos son tratados. Bajo la suposición tácita de que la clase obrera está compuesta en su mayoría por personas más bien brutas que sólo responden a los fármacos y al electroshock, es muy probable que «las terapias del habla» se limiten a los pacientes de clase media.

Un examen rápido de la procedencia social de los médicos y los psiquiatras que trabajan en los hospitales y clínicas revela que la probabilidad de que procedan de las clases dominante y media es mayor que la del personal de enfermería y los auxiliares técnicos sanitarios. Los psicólogos suelen situarse en una posición interme­dia, lo que en cierto modo les hace más peligrosos en el sentido de que les preocupa su estatus, y están dispuestos a humillarse ante los doctores para que les acepten y a pisar a quienes les gusta tener por debajo en una posición inferior. Como pasamos a ilustrar, el análi­sis de la desinstitucionalización permite abordar el papel de la psicología desde sus centros neurálgicos y en el marco más amplio de la «comunidad»11.

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