Breve historia familiar.

El paciente es el tercero de cuatro hermanos: una hermana, siete años mayor, el que le precede, varón, le lleva cinco años, y la menor, nació cuando él contaba un año y medio. Poco antes de que naciera la hermana, el padre dejó a la familia en el extranjero y se trasladó a nuestro país. La separación duró tres años al cabo de los cuales se reunieron con él. Durante la ausencia de su padre, recordaba que su madre no le prestaba mucha atención, atareada por mantener el hogar y atender a la hermanita. Por otra parte siempre había demostrado preferencia por su hermano, obeso en la actualidad, a quien consideraba dotado de las mejores cualidades y hacía objeto de sus mimos. Sus esperanzas de encontrar una com­pensación afectiva por parte de su padre se vieron frustradas porque éste no sólo resultó ser un hombre frío y reservado en sus afectos, sino que además era sumamente severo y exigente; sólo con la hermana menor se permitía, de vez en cuando, algunas manifesta­ciones cariñosas. Intolerante e irascible, solía reprenderlo ante la mínima falta y recuerda castigos violentos ante el fracaso en sus estudios por su dificultad en aprender (repitió los primeros grados) . Sus ulteriores referencias a su madre la describían como una mujer simple, sufrida, totalmente sojuzgada por el padre y que, según la expresión del paciente, «no cortaba ni pinchaba» en la casa. A raíz de su muerte, ocurrida durante el transcurso del tratamiento y con posterioridad a la aparición de los brotes de despersonalización, manifestó que a veces tenía la impresión de que su madre estaba muerta desde mucho tiempo atrás. No pudo dar datos respecto de cómo había sido su lactancia, pero su vivencia era «que lo poco que su madre tenía para dar, lo había dado íntegramente a sus hermanos sin que quedara nada para él».

 

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