LA LUCHA POR LAS VOCES CONECTA CON LA POLÍTICA DE LA DIFERENCIA MENTAL

LA LUCHA POR LAS VOCES CONECTA CON LA POLÍTICA DE LA DIFERENCIA MENTAL

Si el movimiento de Trieste tuvo que cuestionar las representaciones comunes de «la locura», de manera parecida la red de las personas que oyen voces se ha preocupado por la imagen que los medios pro­porcionan de las personas que acostumbran a representar como violentas por el mero hecho de oír voces. Una consecuencia del cues­tionamiento de los límites psiquiátricos entre las personas que las oyen y las «normales» que no las oyen (o dicen no oírlas) ha consisti­do en esforzarse por lograr una mayor visibilidad. La creación de la mencionada red favoreció la proliferación de una diversidad de movimientos afines, entre los que se incluye una red de mujeres que se autolesionaban con cortes24.

Otro logro fue la constitución de la «Red de la paranoia», en 2oo3, por parte de personas que entraban en la categoría de «para­noides»25. A lo largo del último siglo dos disciplinas, la psicología y la psiquiatría, han procurado mantener su dominio férreo sobre el conocimiento. Con la ayuda de múltiples aliados han gobernado la vasta red de teorías y prácticas que constituyen el «complejo psico­lógico». Paradójicamente, mientras que los integrados en dicho complejo observaban y regulaban el pensamiento y la conducta de otras personas —forman parte de la empresa misma que provoca

 

LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA

que las personas se sientan en efecto observadas—, a su vez, esos mismos temen los actos impredecibles de los «anormalmente» paranoicos. La mencionada red ha reunido a personas diagnos­ticadas como «paranoides» con profesionales en ejercicio para encontrar nuevas formas de vivir en un sistema económico y polí­tico que precisa de un grado de paranoia para la «supervivencia» de los individuos26.

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