Martes 9 de febrero de 1965
Respecto del dentista, parecía que el hecho de ir a verlo lo interpretaba como un castigo por su sadismo oral, y que, como resultado, no sería capaz de hacer otra cosa que succionar. Dos días antes de la cita dijo “hola pecho” al ir yo al cuarto de espera, y me cerró la puerta del consultorio en la cara diciendo: “El pene está en el pecho cortado”. Yo tomé el tema de la lengua indisciplinada, su uso del lenguaje que separa el significado y el afecto de la acción, diferenciando lo que era apropiado dentro y fuera del consultorio. Barry se sentó a leer durante más de la mitad de la sesión, cantando ocasionalmente, a veces con humor amistoso y hasta afectuoso, que alternaba con otra actitud francamente burlona, incluso obscena.
Escribió en la pared “Phil Silvers, Ill Silvers” y luego “ningún problema con el pene”, y más tarde “corre conejo, corre”. Al final de la sesión Barry dijo: “Usted es una analista mujer; su pene es demasiado grande”, lo que parecía ser el reconocimiento de un padre firme dentro de la parte-madre de mí, que podía enfrentar el sadismo y la burla.