LA PSICOLOGÍA SE ALIMENTA DE LO QUE LE ES EXTERNO

LA PSICOLOGÍA SE ALIMENTA DE LO QUE LE ES EXTERNO

La psicología desde sus inicios resultó ser una fiel aliada de la clase dominante al idear nuevas formas de incrementar la eficiencia y per­mitir la obtención de una mayor plusvalía. No obstante, el capitalismo es un sistema político- económico complejo, y la burguesía como nueva clase dominante —que reemplazó a la clase aristocrática que regía la

 

IAN PARKER

sociedad feudal— no estaba interesada únicamente en beneficiarse a través del capitalismo como mera maquinaria racional que persi­guiese las ganancias de la manera más eficaz. El conocimiento científico ha sido enormemente valioso, si bien las ideas románti­cas e irracionales persisten, y han resultado a menudo atractivas para aquellos que siempre han creído en la existencia de profundas cualidades y diferencias heredadas por razón de clase social o de raza. En los momentos de crisis económica aflora aún este tipo de fanta­sías místicas en torno a los vínculos de sangre, la espiritualidad y otras cuestiones similares’.

La disciplina psicológica no existiría sin la profunda indivi­dualización de la experiencia humana que el capitalismo moderno trajo consigo. En cierta medida, este hecho ha supuesto que la dis­ciplina se inspirase en la imagen, y la confirmara, que las personas tienen de sí mismas Cabe entender que el nuevo interés de la investigación psicológica por el razonamiento mundano, el «len­guaje corriente» y el respeto hacia la psicología de las personas, al margen de las condiciones experimentales, supone un giro en las relaciones de la disciplina con terceras partes2.

Por tanto, la psicología participa en un proceso ideológico que permite que las condiciones de vida alienadas de los individuos sean psicologizadas, y que una vez formalizadas se les devuelvan e inculquen ideas concretas sobre los procesos mentales3. Si bien la «psicología científica» se ha guardado de las modas al uso de los empresarios y de la charlatanería propia de su ámbito confortable de clase media —picando de aquí y de allá en cualquier pasatiempo desde el mesmerismo a la teosofía— nunca ha perdido de vista esas ideas aunque fuera desde una distancia prudencial; ahora se nutre de ellas con mayor avidez para actualizarse y congraciarse con el gran público.

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