INTRODUCCIÓN

Antes de desarrollar separadamente cada uno de los vínculos constitutivos de la identidad a los que nos referimos en el capítulo anterior, consideramos conveniente intercalar un capítulo en el que se intenten aclarar las diferencias entre los conceptos de yo y self.**

En la literatura analítica los términos yo y self son de uso corriente. Sin embargo, su empleo choca con dos dificultades. Una, conceptual, ya que los términos no están claramente separados entre sí. Otra, semántica, porque no existe un criterio uniforme para definir qué se entiende por self, no obstante tratarse de un con­cepto cuya debida comprensión es realmente operante dentro del estudio del proceso analítico.

Es ventajosa la posibilidad de trabajar con conceptos asequibles y manejables al punto de permitir comparaciones, poder establecer coincidencias y disidencias, y tener así una visión panorámica del todo, cotejando al mismo tiempo esquemas tan dispares como el de M. Klein, el de Hartmann-Jacobson y el de Wisdom. Es desven¬tajosa la simplificación a veces excesiva que puede —por lo menos aparentemente— dar una idea ingenua de planteos complejos.

** Probablemente, la primera cuestión que podría suscitarse es si en inglés «self» significa estrictamente «sí mismo». Por lo tanto, consideramos útil la siguiente nota que aclara brevemente las implicaciones, usos y significados que «self ha tenido en su idioma original a lo largo del tiempo,

La palabra «self» usada como prefijo tiene significado reflexivo con res­pecto al segundo elemento del compuesto; y de los trece compuestos originales del Viejo Inglés, solamente ha llegado hasta nosotros «selfwill», Como pro­nombre y adjetivo pronominal, tiene el sentido del latín «ipse» (sí mismo) y en relación con un sustantivo o pronombre, indica enfáticamente que la refe­rencia se hace a la persona o cosa nombrada y no a otra.

 

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