LA LUCHA IMPLICA CAMBIAR LA REPRESENTACIÓN DEL ‘TRASTORNO’ PSICOLÓGICO

LA LUCHA IMPLICA CAMBIAR LA REPRESENTACIÓN DEL ‘TRASTORNO’ PSICOLÓGICO

La propuesta de cerrar los antiguos manicomios no se debía ex­clusivamente a cuestiones humanitarias, más bien estaba enca­minada en el fondo a suprimir cualquier indicio de autoridad médica. La existencia de los hospitales mentales como el «últi­mo recurso» suponía que los psiquiatras tuvieran la última pala­bra en los casos «extremos» que los psicólogos o las personas por debajo de ellos en el orden jerárquico no pudieran tratar.

Los manicomios también institucionalizan a los profesio­nales de la salud mental, situándolos en función de un ranking. Esta otra dimensión de la institucionalización conlleva nuevas dificultades a considerar tras el cierre de los hospitales. A modo de ejemplo, cabe mencionar que una buena parte del personal de enfermería recurrió a la ayuda de «sindicatos» fascistas para organizar sus reivindicaciones. Se produjo un fuerte conflicto político entre esta fracción y los partidarios de los psiquiatras y psicólogos radicales miembros de Psiquiatría Democrática, compuesta por militantes del partido comunista italiano y gru­pos del «movimiento autónomo» de la extrema izquierda.

Algunos psicólogos de San Giovanni, en Trieste, continua­ron trabajando en los departamentos de Psicología Clínica en la planta baja del hospital, en una gélida sala de acero y linóleo a cargo de personas con batas blancas. No obstante, los psicólogos que permanecieron tras las reformas no buscaron nuevas po­siciones de poder en los centros comunitarios de salud mental. En su lugar se dedicaron a trabajar en la cafetería pública y en el jardín. Esta transformación de la identidad profesional ha sido

 

LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA

secundada por psicólogos fuera de Italia, quienes han optado por invertir más tiempo como militantes que como profesionales «clínicos». De este modo, la transformación de las representa­ciones de la locura que fue tan importante en Trieste ha sido secundada en otros lugares, por ejemplo a través del movimien­to del «orgullo loco» (mad pride), una organización internacional independiente de personas etiquetadas por las instituciones psiquiátricas15.

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