LOS GRUPOS ORGANIZADOS SON CONSIDERADOS PATOLÓGICOS Y CRISTALIZADOS EN SECTAS Y ‘CULTOS’

LOS GRUPOS ORGANIZADOS SON CONSIDERADOS PATOLÓGICOS Y CRISTALIZADOS EN SECTAS Y ‘CULTOS’

El trabajo sobre el «pensamiento grupal» concluye con una serie de propuestas dirigidas a los líderes políticos para ayudarles a gestionar sus asuntos de manera más sensata. No obstante, se dan consejos tan amables a los verdaderos objetivos políticos de tan poderosa corriente de la psicología social, esto es, a los que participan en polí­ticas alternativas.

 

IAN PARKER

Los que traspasan los márgenes legítimos del debate son tratados como si estuvieran mental y políticamente al límite. Por tanto, estas visiones psicosociales alternativas de la política sirven para que grupos con una firme organización sean tilda­dos peyorativamente de «sectas» o mafias. La lógica de la reduc­tio ad absurdum de este hostigamiento se pone totalmente de manifiesto cuando los investigadores señalan que «las sectas pueden estar formadas por tan sólo dos personas, siendo una de ellas la que domina y la otra la que reclama una posición de cono­cimiento privilegiado para sí misma»32. Este uso de la etiqueta «culto», ideológicamente cargada, remite a las técnicas de «lavado de cerebro» que fueron inicialmente utilizadas por los servicios de seguridad estadounidenses durante la guerra de Corea para explicar la afiliación de algunos de sus compatriotas al partido comunista33.

Por ejemplo, en ocasiones, los psicólogos sociales señalan que en Jonestown fueron las ideas políticas las que condujeron a esta comunidad al suicidio en masa34. Por tanto, sería total­mente inconcebible que las razones políticas por sí mismas fueran motivo suficiente para ello; de ninguna manera. A la categoría psicológica con antecedentes políticos se le da la vuel­ta para explicar las opciones políticas adoptadas por individuos, grupos o fuerzas colectivas mayores. Una vez más las decisiones terribles adoptadas por los grupos se abstraen de las condicio­nes contradictorias en las que se les fuerza a actuar, y la parte «psicológica» de la explicación hace que parezca que la elección equivocada obedezca a un razonamiento erróneo o a una patolo­gía mental.

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