LA PSICOLOGÍA PRECISA DE UNA PREOCUPACIÓN OBSESIVA POR EL ORDEN, LA REPRESENTACIÓN MENTAL DEL ORDEN

LA PSICOLOGÍA PRECISA DE UNA PREOCUPACIÓN OBSESIVA POR EL ORDEN, LA REPRESENTACIÓN MENTAL DEL ORDEN

El taylorismo estableció una relación novedosa entre trabajo y psi­cología ya evidente en el enfoque que el propio Taylor adoptó para la consecución de sus objetivos. Su psicobiografía le presenta como una persona tremendamente obsesiva y deseosa del orden tota113, como un ejemplo paradigmático de la conexión entre la predicción y el control en el nivel de la producción capitalista, y de un ethos de la psicología en el plano individual, basada en las mismas premi­sas. Resultaba imprescindible que el desarrollo de los programas de producción estuviera a cargo de una iniciativa industrial capaz de predecir con precisión la demanda. Así, los «planes quinquenales» del denominado Estado «socialista» detallaban la gestión de los objetivos de producción conforme al capitalismo. Aunque se espe­raba que los técnicos y los cargos medios de gestión elaboraran «planes de desarrollo profesional» e intentaran alcanzar los objetivos de «desarrollo personal», en la sociedad capitalista contemporánea el individuo se moldeaba principalmente en función de los objeti­vos de producción.

El vínculo entre el trabajo y la psicología es evidente también en la manera en que el taylorismo fomentaba una determinada perspectiva de los procesos mentales como si estuviesen organiza­dos en sistemas jerárquicos independientes. Las concepciones cognitivas que representan la mente como un conjunto de módulos individuales encuentran su fundamento en esta manera de pensar acerca de la mente individual, cuyo funcionamiento se asemeja al de una pequeña fábrica14. Estos modelos asumen que el buen fun­cionamiento de la mente requiere de las funciones de un «supervisor» experto que controle las tareas y garantice que cada parte de la mente trabaje correctamente. En esta situación empieza a funcio­nar un circuito ideológico que sujeta a cada trabajador aún más a su puesto de trabajo, haciéndole creer que sólo será capaz de trabajar

 

IAN PARKER

eficientemente bajo la mirada de un supervisor que le diga lo que tiene que hacer, y de un empresario que sepa invertir acertada­mente en el futuro de la compañía.

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