LAS PRÁCTICAS DE OPOSICIÓN MODIFICAN LAS RELACIONES DE PODER Y SU RELACIÓN CON LA PSICOLOGÍA

LAS PRÁCTICAS DE OPOSICIÓN MODIFICAN LAS RELACIONES DE PODER Y SU RELACIÓN CON LA PSICOLOGÍA

Cuando las prácticas de oposición en el ámbito de la disciplina psi­cológica (y prácticas de oposición en disciplinas afines) son lideradas por profesionales, presentan serias limitaciones políti­cas. Por ejemplo, la mayoría de las iniciativas antipsiquiátricas más radicales han sido lideradas por psiquiatras como el movimiento clásico de antipsiquiatría —con R. D. Laingy Thomas Szasz como los casos más conocidos— y los intentos de desinstitucionalizar la psi­quiatría y establecer grupos de audición de voces (con Franco Basaglia y Marius Romme como iniciadores de estos movimien­tos)38. De manera similar, el desarrollo del movimiento radical de discapacidad ha tendido a centrarse en instituciones educativas y las terapias alternativas surgieron del trabajo social; pero aunque éstas sean profesiones con un estatus inferior al de la psicología, difícilmente se les puede considerar como movimientos «de base». Aun así, abonan el terreno para redefinir en qué consiste la psico­logía y encontrar alternativas prácticas más propicias para pensar y transformar las condiciones de vida alienadas.

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