También acontecimientos que impliquen cambios sociales importantes pueden convertirse en factores desencadenantes de reacciones de extrema angustia, porque son vividos por muchos individuos como pérdidas o amenazas de pérdida de aspectos de la identidad del self. La ansiedad aparece cuando emergen los primeros indicios del cambio. La posibilidad de los cambios sociales puede dar lugar a que surjan de distintos campos de la ciencia o de la política individuos que asumen el rol de oponerse al cambio, o sea, que representan la resistencia al cambio, a fin de mantener las estructuras existentes e impedir la modificación (10) . Hay motivos importantes desde el punto de vista político, económico y social que intervienen en esa resistencia frente al cambio, pero quisiéramos señalar cómo en los individuos que asumen estos roles puede darse, como motivación psicológica profunda, la angustia frente a la situación de cambio, angustia que puede llevar a veces a institucionalizarse de una manera tal que configura una serie de fenómenos colectivos, con toda clase de racionalizaciones para justificar la evitación del cambio y contrarrestar de este modo la angustia. Tal como lo señaló Pichon-Riviére (10) , las actitudes de resistencia a los cambios tienen por finalidad destruir las fuentes de la ansiedad que el cambio acarrea. Tanto el individuo como la comunidad deben enfrentar miedos primarios: miedo a la pérdida de estructuras ya establecidas y a la pérdida de acomodación a pautas prescriptas en el ámbito social, que generan graves sentimientos de inseguridad, incrementan el aislamiento y la soledad y, fundamentalmente, debilitan el sentimiento de pertenencia a un grupo social establecido. Otro tipo de miedo que coexiste con el anterior es el miedo al ataque que aparece porque el individuo siente que ha salido de su estereotipo anterior y no se ha instrumentado suficientemente como para poder protegerse de los peligros que él atribuye a la nueva situación.
El cambio social es también resistido por los efectos que produce sobre los sistemas inconscientes defensivos de los individuos (8) . En otras palabras, el individuo puede llegar a aceptar más fácilmente el cambio que él mismo ha contribuido a promover o aquellos cambios en los que participa activamente, pero le cuesta aceptar los que han sido producidos por un factor o agente de cambio exterior a él mismo e independiente de su propia elaboración.