FRENTE AL PSICOANÁLISIS, LA PSICOLOGÍA RECLAMA UN CONOCIMIENTO CIENTÍFICO DEL CAMBIO

FRENTE AL PSICOANÁLISIS, LA PSICOLOGÍA RECLAMA UN CONOCIMIENTO CIENTÍFICO DEL CAMBIO

En términos históricos, la psiquiatría ha tenido una mayor vinculación con el psicoanálisis que la psicología, incluso si el psicoanálisis es un enfoque que no depende del modelo médico de la «enfermedad mental». En su lugar, debería ser una teoría y tratamiento del inconsciente y de los efectos del mismo que permiten que sigan en circulación las memorias de la infancia a lo largo de la vida adulta. En muchos países, a los psicoanalistas se les exige una formación médica, lo que ha hecho que en la práctica su trabajo pueda llegar a ser tan problemática como la de la psiquiatría o la psicología46. No obstante, el psicoanálisis todavía conserva una aproximación a la aflicción basada en el habla y la interpretación, en lugar de en el «tra­tamiento».

Los vínculos más próximos que el psicoanálisis comparte con la psiquiatría han sido inquietantes y, en ocasiones, incom­prensibles para los psicólogos, incluso desde el supuesto de que el psicoanálisis no se basa en un conocimiento científico47. Los psicólogos utilizan la consigna cuasi científica de «predicción» y «control» para enfrentarse al psicoanálisis y afirmar que la psico­logía «científica» es la única que sabe cómo cambiar a las personas y qué hacer exactamente para que cambien correctamente. A algu­nos psicólogos humanistas del ámbito anglófono les desagrada el psicoanálisis por ser mecanicista, pero este rechazo es un reflejo del mismo error en el que incurren los psicólogos «cientifistas». En algunos contextos el psicoanálisis aparece como una alternativa a la psicología, y en otros es una opción igualmente pésima48. Fuera del mundo de habla inglesa, sobre todo en América Latina, el

 

LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA

psicoanálisis ostenta mucho más poder, hasta el punto de que, en ocasiones, los psicólogos son una minoría asediada que se agarra a los manuales estadounidenses para retar y plantar cara a los psicoa­nalistas49.

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