LA PSIQUIATRÍA DEMOCRÁTICA Y LA PSICOLOGÍA PRECISAN DE UN CONTEXTO POLÍTICO

LA PSIQUIATRÍA DEMOCRÁTICA Y LA PSICOLOGÍA PRECISAN DE UN CONTEXTO POLÍTICO

La formación de una red de centros comunitarios de salud men­tal y de cooperativas de trabajo supuso lidiar con un amplio abanico de divisiones políticas. Por ejemplo, se plantea el deba­te en torno al papel del «trabajo» y se fundan nuevas cooperativas para que las personas previamente hospitalizadas trabajaran en colectivos donde pudieran decidir democráticamente cómo comercializar sus productos. No cabe duda de que existen lími­tes de lo posible y que la reconfiguración de la conciencia de clase obrera en las cooperativas de Trieste estuvo condicionada por la necesidad de competir en el mercado capitalista. Las ense­ñanzas que podemos extraer de las luchas por la desinsti­tucionalización deben tener en cuenta sus propias limitacio­nes16. De manera similar, los problemas de salud mental influyen en las mujeres de manera distinta que en los hombres, y las mujeres que viven en familia son las que soportan habitual­mente la responsabilidad del cuidado cuando los «pacientes» reciben el alta en los hospitales y vuelven a la «comunidad», si bien es cierto que las familias pueden tomar el relevo del hospi­tal en el ejercicio del poder.

Asimismo, en Trieste, algunas minorías culturales plantea­ban medidas específicas. Por ejemplo, los eslovenos tenían un centro de salud mental en las afueras de Trieste y eran más pro­pensos a solicitar psicoterapia. Esta solicitud era evaluada por los psiquiatras que lideraban las reformas como un reflejo de su mayor preocupación por la identidad, aunque el experimento

 

IAN PARKER

italiano continuó ejerciendo una gran influencia en las fronteras eslovenas; una influencia que sigue patente hoy en día en la capi­tal, Liubliana. En todo momento las diferencias culturales, «étnicas» y raciales desempeñaron un papel importante en la producción de representaciones de «locura» y que deben ser consideradas llegado el momento de poner en marcha una alter­nativa realmente progresista a la institucionalización para los que sufren la alienación hasta el punto de quebrarse, proceso más conocido como «locura»‘ 7.

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