DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN EL NIÑO AUTISTA

DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN EL NIÑO AUTISTA

Formulaciones como la anterior acerca del estado autista propiamente dicho no pueden reclamar (corno hemos dicho anteriormente) prioridad alguna sobre otros métodos de observación u otros sistemas de formulación. Dado que fueron hechas dentro del encuadre analítico y por terapeutas formados analíticamente, las observaciones sufren tanto como se benefician de las limitaciones de ese en­cuadre y de esa formación. Sin embargo, cuando emprendemos la descripción • y la formulación del desarrollo de la personalidad de estos niños fuera del autis­mo propiamente dicho, y en un sentido postautista, con Barry (D.W.) y Piffie (S.H.), podemos afirmar que hablamos con el insight especial que solamente el método analítico, creemos, puede proporcionar en estas cuestiones. Esta espe­cial autoridad, por supuesto, sólo concierne a la estructura, la dinámica y la economía inconscientes de la mente y a la visión especial (y parcial) de la géne­sis de la personalidad que nuestra disciplina ofrece.

Ya hemos hablado de la consideración cuantitativa general, es decir, bási­camente, de la pérdida de tiempo vital de maduración mental, cuyo lugar es ocupado por los estados autistas propiamente dichos. Debemos ahora ocuparnos de las interferencias específicas del desarrollo y sus consecuencias, que pueden ser descubiertas mediante el método psicoanalítico. Estas pertenecen a dos gran­des categorías: las interferencias en la formación de la estructura de la personali­dad y la excentricidad obsesiva de las relaciones objetales. Ambas serán luego ejemplificadas en las descripciones clínicas de Barry (D.W.) y Piffie (S.H.) res­pectivamente. En la formulación teórica hecha aquí vamos a acentuar la función de la fantasía inconsciente en los niños, ya que es en esto donde nuestro método de investigación nos da una visión de. validez de prirner orden. El análisis de cómo estas funciones del niño empalman con tendencias de la personalidad de la figura maternal, o con la organización del ambiente en que el niño crece, se plantea en el resumen final de las investigaciones, ya que es reconstructivo y, en consecuencia, de una validez de segundo orden.

 

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La estructura de la personalidad tiene dos dimensiones que van más allá de la delineación de ello, yo y superyó que describe Freud. En realidad, esta catego­rización tiene una cierta validez biológica que difiere en alguna medida de la que aparece como organización funcional: es decir, la división entre self y objetos. Sumado a esta división funcional, podemos discernir un segundo orden estructural, relacionado con la organización del espacio vital, esto es, con la geografía de la personalidad en sus cuatro regiones características —interna y externa al self, aden­tro y afuera de los objetos—. La quinta área, el «no-lugar» (nowhere) del sistema delirante no nos concierne aquí. De estas dos dimensiones generales de la estruc­tura de la personalidad, organización de la geografía del espacio vital y organiza­ción del self y los objetos, la primera parece ser de fundamental significación en la psicopatología de la personalidad postautista (como la llamaremos en adelante, significando tanto lo que queda fuera del estado autista propiamente dicho, como la secuela del autismo precoz infantil).

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