Capítulo V UNA ENFERMEDAD GENIAL

Capítulo V
UNA ENFERMEDAD GENIAL

El arte nace en el cerebro, no en el corazón.

HONORÉ DE BALZAC

Lo que sigue es la transcripción más o menos literal de una conversación de uno de los dos autores con una paciente bipolar. Hemos creído que su contenido resumía de un modo sencillo la compleja relación entre creatividad y dicho trastorno:

—Paciente (P): Creo que, si en el fondo me resisto a tornar este tratamiento, es porque no quiero cambiar mi for­ma de ser. Ser bipolar puede ser un palo, pero también tiene cosas muy positivas. En mi caso, por ejemplo, ser bipolar me permite inspirarme y escribir cosas muy bonitas. Incluso he pulblicado algunos de mis poemas en una revista. Yo no quie­ro que el tratamiento me quite eso.

—Terapeuta (T): Haces bien. Pero el tratamiento no te va a cambiar la forma de ser, ya que ése no es su objetivo: el tratamiento que estás tomando va a mejorar tu trastorno bipolar, y el trastorno lbipolar no es parte de tu identidad, sino una enfermedad que padeces.

—P: Sí y no. Yo siempre he sido bipolar. Es parte de mí.

-T: Tú no «eres» bipolar. Es absurdo reducir tu identi­dad a un diagnóstico psiquiátrico o de cualquier otra enfer­medad. Tú no «eres» bipolar, sino que «padeces» un trastorno bipolar. Tú eres, por ejemplo, una buena madre, una persona generosa, una amiga muy fiel, alguien honesto, una buena poeta, socia del Atlético de Madrid, una nefasta cantante de karaoke y una cocinera aceptable. Eso es lo que eres. Aparte, padeces trastorno bipolar y algo de hipertensión. Pero, para mí, sería tan absurdo presentarse en sociedad en plan «María, la bipolar» como presentarse «María, la hipertensa». Proba­blemente prefieras presentarte como «María, la poeta», «Ma­ría, la colchonera» o «María, la madre de dos preciosidades».

-P (ríe): Visto así, tiene razón, pero es sólo un modo de hablar.

-T: Pero, precisamente tú, que eres poeta, sabes que las palabras y el modo en que las utilizamos son muy importantes… La forma como hablamos refleja la manera en que pensamos. Pero no sólo eso… también la puede modificar… Imagínate que cada día dijeras cosas del estilo de «yo, pobrecita de mí»…

–P: Estaría fatal… o acabaría fatal… Bueno, supongo que tiene razón… pero aun así creo que el tratamiento pue­de matar mi creatividad, aplanarme, atontarme…

–T: ¿Tu creatividad es tuya o es de tu enfermedad?

-P: Es difícil decirlo; hasta ahora siempre nos he visto a ambas como inseparables.

-T: ¿Has escrito cosas estando maníaca o deprimida?

–P: Estando maníaca, un montón. Estando deprimida, no tanto. Si estoy muy deprimida no puedo moverme, si estoy un poquito deprimida escribo. Y creo que lo que escri­bo está bastante bien.

—T: ¿Qué tal están las cosas que has escrito estando maníaca?

—P: La mayoría no las entiendo cuando las leo después. Son surrealistas. Pero cuando estoy alta me parecen geniales. Generalmente, escribo mejor cuando estoy o normal o un poco baja…

T: Es lo que suele pasar. Porque la artista eres tú, no tu enfermedad.

P: Supongo, no sé. Quizás. Mejor así, ¿no? Pero usted imagine el caso de Van Gogh, el pintor, que el pobre era un bipolar tremendo…

T (la interrumpe): Querrás decir que sufría un tras­torno bipolar…

P (sonríe): Eso. Pues eso, Van Gogh fue un genio y pintó un montón, y con unos colores preciosos… y yo me pregunto: ¿qué habría pasado si le hubieran dado litio a Van Gogh? Igual nos hubiéramos quedado sin uno de los mayo­res talentos de la historia…

—T: No sé qué habría pasado con su arte. En cualquier caso, estoy casi seguro de que si Van Gogh hubiera podido tomar litio, no habría tenido tantas depresiones, ni síntomas psicóticos, no se habría pasado buena parte de su vida ingre­sado, no se habría autolesionado cortándose una oreja, no se habría suicidado y, probablemente, habría sido mucho más feliz. ¿Acaso no es eso mucho más importante?

P: Sí… ¡Sobre todo para él!

Se dice que el trastorno bipolar es una enfermedad de dos caras. Una es la que estamos conociendo a lo largo de este libro; el trastorno bipolar como una enfermedad crónica y potencial‑

mente grave que provoca un gran sufrimiento y discapacidad. La otra, según cree mucha gente, asocia el trastorno bipolar al mito de su relación con la creatividad. Este último punto no siempre se corresponde con la realidad. Es cierto que artistas de gran fama padecieron un trastorno bipolar y que, en general, el porcentaje de poetas, pintores o escritores con algún tipo de trastorno psíquico parece ser más alto que entre el resto de la población, pero de ello no debe inferirse que el trastorno bipo­lar lleve a la genialidad. Los estudios que relacionan creatividad y trastorno bipolar apuntan a una alta presencia de personas con talento artístico entre los familiares de pacientes bipolares, que muchas veces padecen formas muy atenuadas de la enfermedad. La mayoría de expertos coincidiría en señalar que en el proceso creativo es tan importante la inspiración como la disciplina o capacidad de trabajo (según decía Picasso, el arte es 10 por cien­to inspiración y 90 por ciento transpiración). El trastorno bipo­lar puede facilitar la inspiración —en personas dotadas para el arte—, pero, si no se trata correctamente, puede impedir la re­gularidad del trabajo e imposibilitar cualquier resultado de la creatividad.

La relación entre la enfermedad psiquiátrica y la creatividad es uno de los binomios clásicos en la concepción de la psicopa­tología. Los mitos de la Grecia clásica ya contenían de forma clara una relación muy estrecha entre los dioses, la locura y la creatividad: Dioniso, hijo de Zeus y dios del vino, que oscila entre la creación y la destrucción, entre la razón y la locura, ins­piraba a aquellos que estaban bajo su influjo. En su honor se escribieron algunas de las poesías más bellas de la época. Es inte­resante destacar que los festejos en honor de Dioniso tenían —al igual que el trastorno bipolar– naturaleza cíclica y estacional.

Durante el Renacimiento hubo también un gran interés por la relación entre genialidad, melancolía y locura. Lo nuevo en este caso es que, de algún modo, se reconoce la diferencia entre la melancolía no patológica, que permitía alcanzar grandes logros entre los que la sufrían, y la locura, que impedía que quien la padeciera llevase a término el proceso creativo.

En el siglo x-vm, en cambio, se subraya que es el intelecto el motor de la creatividad, por encima de la genialidad y la locura„

En el clásico movimiento pendular de las tendencias a lo largo de la historia, años más tarde, los artistas románticos usarán hasta la saciedad el concepto de «genio loco» para proveer de un estatus especial a los propios artistas; en su particular visión, la locura será algo así como una virtud que hace del artista alguien muy especial y de la creatividad algo que no está al alcance de cualquiera.

Es en el siglo xx cuando la dualidad locura/genialidad em­pieza a ser estudiada de modo concienzudo tanto por expertos en arte como por psiquiatras, reconociendo que el vínculo en­tre ambas es una de las características fundamentales de la con­cepción contemporánea de cultura. Según señalan los propios expertos, esto implica el riesgo de, por un lado, negar la exis­tencia de la genialidad per se, ajena a la psicopatología, y, al mismo tiempo, ignorar la gravedad de la enfermedad psiquiá­trica.

Son muchos los artistas, políticos, empresarios y otros per­sonajes públicos (Tabla 3) que han sufrido en su vida trastorno bipolar. Esto no indica otra cosa que, a pesar de ser un handicap muy duro algunas veces, no es una enfermedad incapacitante que convierta a quien la sufre en un inútil.

Tabla 3

RELACIÓN DE ARTISTAS, DEPORTISTAS Y POLÍTICOS
CON PROBABLE TRASTORNO BIPOLAR

–+

POETAS

Antonin Artaud Charles Baudelail e William Blake Lord Byron

Samuel T. Coleridge Emily Dickinson John Keats

Vladimir Mayakovski Boris Pasternak Dylan Thomas Walt «Whi tman

ESCRITORES

Hans Christian Andersen Honoré de Balzac Joseph Conrad Charles Dickens William Faulkner Francis Scott Fitzgerald Nikolai Gogol Maxim Gorki Graham Greene Ernest Hemingway Herman Hesse Victor Hugo

Henrik Ibsen

Henry James

William James Malcolm Lowry

Edgar Allan Poe Robert Louis Stevensor Leo Tolstoi

Tennessee Williams Virginia Woolf Émile Zola

MÚSICOS

Hector Berlioz Irving Berlin

Kurt Cobain

Peter Gabriel Friedrich Hándel Gustav Mahler Charles Mingus Charlie Parker Cole Porter

Sergei Rachmaninoff Robert Schumann Piotr Tchaikovsky Tom Waits

PINTORES

Y ESCULTORES

Paul Gauguin Vincent Van Gogh Miguel Ángel Edward Munch Georgia O’Keeffe Jackson Pollock Mark Rothko

ACTORES Y Alfonso Spellman

DIRECTORES DE CINE     Fabiá Estapé

Tim Burton     POLÍTICOS Y EMPRESARIOS

Stephen Fry    Winston Churchill

Robin Williams           Abraham Lincoln

DEPORTISTAS        Theodor Roosevelt

Ille Nastase     Ted Turner

Pero ¿hasta qué punto es cierta la relación entre trastorno bipolar y creativiclad? O, dicho de otro modo, ¿tienen las perso­nas que padecen un trastorno bipolar una mayor probabilidad de ser creativos o convertirse en grandes artistas? Probablemente no. Lo más seguro es que lo contrario sea cierto: entre los artistas famosos el trastorno bipolar es más común que entre el resto de la gente, lo que no implica que entre los bipolares haya más ar­tistas que entre la población general. Partamos de una presunción básica: la mayoría de las personas somos tremendamente medio­cres, y el genio es muy infrecuente. Si bien es cierto que la lista de grandes artistas que han sufrido trastorno bipolar es casi in­terminable, también lo es que el número de ellos que no han sufrido ningún trastorno psiquiátrico grave es probablemente mayor. Y, en el fondo, ésta no es una mala noticia para el artista que padece un trastorno bipolar; en el fondo le estamos diciendo que su «inspiración» está en él mismo, no en su enfermedad.

RECUERDE QUE…

El trastorno bipolar es especialmente común entre artistas y perso­nas con un trabajo creativo…

… pero eso no significa que facilite la genialidad artística en cual­quier persona.

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