LA PSICOLOGÍA RESERVA DETERMINADAS ETIQUETAS PARA EXCLUIR A LOS QUE ETIQUETA COMO ‘CHARLATANES’
La psicología afirma querer «proteger» lo público, y la celeridad con la que la disciplina se ha desplazado al terreno del asesoramiento psicológico y la psicoterapia, estableciendo su propio registro de colegiados para «proteger» a otra gente, es sobrecogedora en su apropiación arrogante de la vida cotidiana para definir lo que es la psicología. A pesar de su nuevo y cercano disfraz espiritual, y por mucho que pretenda estar más abierta a lo que las personas ajenas a la disciplina psicológica digan acerca de ellas mismas, no llega a confiar en que estas personas cuiden de sí mismas, y menos aún que los que no estén acreditados por la disciplina tengan el derecho de llamarse a sí mismos «psicólogos-18.
Una disciplina que ha estado basada en prácticas profundamente amorales se proclama ahora en el guardián de la conducta ética, y considera que estar en posesión de un certificado que diga que el asesor psicológico o psicoterapeuta está acreditado, es decir, es psicólogo, es señal de buena conducta. Actualmente, existe una grave guerra territorial entre los distintos grupos profesionales que quieren excluir a los «charlatanes». Para comprender en qué consiste realmente esta charlatanería precisamos observar con detalle la naturaleza de la psicología.