AUTONOMÍA, AUTOORGANIZACIÓN Y DEBATE POLÍTICO

AUTONOMÍA, AUTOORGANIZACIÓN Y DEBATE POLÍTICO

Las reivindicaciones planteadas en este capítulo no están pensadas para que cada colectivo las adopte por separado como si fueran una serie de objetivos para quienes recurren a la psicología, la practican o la imparten. La mayoría de las veces no será posible que un único grupo funcione de manera independiente, aunque idealmente nos encantaría que las organizaciones y colectivos habitualmente sometidos a la psicología fueran capaces de rechazarla y que, a par­tir de sus propios recursos, pudieran desarrollar alternativas mejores. Los movimientos sociales que insisten en la idea de que otro mundo es posible saben hasta qué punto son necesarias las reivindicaciones y cómo éstas precisan, a su vez, considerar aspec­tos psicológicos. Las tensiones y las contradicciones entre las personas implicadas son las que posibilitan el cambio social.

Cada grupo de reivindicaciones suscita interrogantes, por lo que resulta imprescindible que se produzca un acalorado debate. Si la psicología no está en la agenda política de la izquierda, reapare­cerá por la trastienda, patologizando la acción colectiva y a quienes

 

LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA

se han «obsesionado» con la idea de un mundo mejor. Por ello, esta «psicología» debe ser entendida y abordada como una cuestión política. Por ejemplo, las propuestas que plantean recurrir a la «expe­riencia» pura y libre de los usuarios de los servicios psicológicos son tan poco valiosas como las basadas exclusivamente en la expe­riencia de las personas que ejercen la psicología para ganarse la vida o las que esperan contribuir al avance del conocimiento psico­lógico. Asimismo, centrarse en el punto de vista de cada grupo o en las ideas de los miembros más ilustrados como sus representantes implica reintroducir una lógica psicológica en lo que en realidad es un problema político.

Las disputas entre los grupos que cuestionan a la psicología desde frentes diversos no deberían considerarse como muestras de debilidad sino todo lo contrario. Mientras estas disputas continúen, estamos impidiendo que la psicología como sistema de control social imponga un cierre definitivo a lo que pensamos sobre sus modelos característicos y reaccionarios del comportamiento huma­no. En este sentido, estamos enfrentándonos juntos a la psicología para quitárnosla de encima, en un proceso que nos lleva de la alie­nación a la emancipación.

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