Melancólicos.

En los melancólicos, la identidad queda perturbada muy fre­cuentemente por el tipo particular de identificación que establecen con el objeto perdido. Por medio de dicha identificación tienden a incorporar atributos, gestos o actitudes del objeto y, en ocasiones, asumen los síntomas de su enfermedad. Abraham (1) , uno de los primeros discípulos de Freud, relata cómo encaneció pasajeramente a raíz de la muerte de su padre que tenía la cabellera y la barba blancas. Freud (6) cita el caso de un niño que, profundamente apenado por la muerte de su gato, se identificó totalmente con él. Declaró haberse transformado en dicho animal y comenzó a andar en cuatro patas, negándose a sentarse a comer a la mesa.

La clásica frase «la sombra del objeto cae sobre el yo» repre­senta gráficamente la alteración de la identidad del melancólico, al asumir la identidad del objeto abandonado o perdido.

 

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