LA PSICOLOGÍA RECLAMA PARA SÍ LAS COMPETENCIAS ASIGNADAS A LA PSIQUIATRÍA EN LA TERAPIA COGNITIVA

LA PSICOLOGÍA RECLAMA PARA SÍ LAS COMPETENCIAS ASIGNADAS A LA PSIQUIATRÍA EN LA TERAPIA COGNITIVA

Los enfoques médicos del trastorno mental se han consolidado histó­ricamente en la psiquiatría. Esta circunstancia ha supuesto que los psicólogos hayan tenido que lidiar con el inconveniente de que se les conceda un estatus inferior al de los psiquiatras, aunque, en ocasiones, a éstos se les atribuya un estatus inferior al de sus cole­gas médicos. Una de las tácticas empleadas por la psicología para diferenciarse de la psiquiatría y mostrarse como si tuviera algo diferente que ofrecer ha consistido en reclamar la «terapia cogniti­va» como alternativa válida.

La estrategia consiste, pues, en poner a prueba y complemen­tar a los especialistas médicos, a los psiquiatras a quienes difícilmente esperan derrotar. Si a la psiquiatría se la puede persuadir para que se centre en los trastornos con una supuesta base «física» —resul­tantes de desajustes químicos tratables con fármacos—, los psicólogos, por su parte, esperan de este modo tener vía libre para especializarse en la mente —las «cogniciones» que supuestamente guían nuestra conducta—. De este modo, los enfoques cognitivo­conductuales del trastorno mental se miden con los diagnósticos psiquiátricos proclives a tratarla principalmente como una enfer­medad «física»43.

No cabe duda de que a los psicólogos les encantaría, a su vez, tener derecho a prescribir tratamientos farmacológicos y raramen­te recurren directamente al modelo médico44. Los psiquiatras son como los amigos que más valdría no tener, lo cual supone que la

 

IAN PARKER

psicología en todo momento se esfuerce en hacerse un hueco y ofrecer alternativas que no son mucho mejores que las del modelo médico. Por ejemplo, los planteamientos psicológicos que afirman que la causa de la «esquizofrenia» se encuentra en el abuso infantil en lugar de en fallos genéticos refuerzan la idea errónea de que la «esquizofrenia» propiamente existe, para, de este modo, encajar en una categoría fija y permanente a una persona que la sufre45.

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