CAPITULO IX LA DIMENSIONALIDAD COMO UN PARÁMETRO DEL FUNCIONAMIENTO MENTAL: SU RELACION CON LA ORGANIZACION NARCISISTA

CAPITULO IX

LA DIMENSIONALIDAD COMO UN PARÁMETRO DEL FUNCIONAMIENTO MENTAL: SU RELACION CON LA ORGANIZACION NARCISISTA

Donald Meltzer

Es de interés señalar, en relación con el método psicoanalítico, que las altera­ciones con respecto al espacio vital hallaron expresión en el trabajo interpretativo mucho antes que llegaran a convertirse en formulaciones. teóricas. La delineación de la teoría se ha dejado a propósito para el final de este libro, de modo que las expresiones clínicas sobre las cuales está basada en tanto se relaciona con los niños autistas, se hayan convertido hasta cierto punto en parte del equipo del lector. No .puede decirse lo mismo de las manifestaciones simplificadas de la di­mensionalidad en pacientes no autistas, y esto debe quedar claro. Con este fin va a ser necesario citar extensivamente el artículo pionero de la señora Esther Bick.

Pero tal vez sería útil puntualizar brevemente la formulación teórica. Nuestro punto de vista es que en tanto pueda decirse de un organismo que tiene vida mental, y no meramente que existe en un sistema de respuestas neurofisiológicas a los estímulos provenientes de fuentes externas e internas, es porque vive en «el mundo», y este mundo debe estar estructurado en diversas formas. Tal vez uno se ha acostumbrado a pensar «el mundo» como tetradimensional y constituyendo el «espacio vital» (Kurt Lewin) del organismo. Desde el punto de vista psicoanalí­tico, puede decirse que este espacio vital comprende varios compartimientos de la «geografía de la fantasía» (Meltzer) y se mueve en la dimensión temporal. Esta geografía está de ordinario organizada en cuatro compartimientos: dentro del self, fuera del self, dentro de los objetos internos, dentro de los objetos externos; y a esto debe a veces agregarse, o tal vez siempre, el quinto compartimiento, el «no-lugar» del sistema delirante, fuera de la atracción gravitacional de los objetos buenos. Por otro lado, puede reconocerse que la dimensión del tiempo tiene un desarrollo que va de la circularidad a la oscilación y finalmente al tiempo lineaKiel «tiempo de vida» para el individuo, desde la concepción hasta la muerte.

Ahora bien, nos hemos dado cuenta de que la dimensionalidad espacial tiene

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también un dearrollo, un punto de vista probablemente en acuerdo fundamental con las ideas de Bion, tal como las describió en Transformations (Heinemann, 1967). El punto de vista que queremos adoptar aquí es tal vez más directamente clínico y más puramente psicoanalítico que el de Bion, puesto que Bion está más interesado en el pensar y el pensar acerca del pensar, mientras que nosotros estamos básicamente absorbidos con las fuentes de la vida emocional en la percep­ción y la experiencia. Parece bastante cierto, sin embargo, que los dos vértices son complementarios.

Este punto de vista evolucionista de la dimensionalidad en la visión-del-mun­do (que no queremos confundir con Weltanschauung, una idea mucho más abs­tracta y filosófica) probablemente nos lleva de vuelta a procesos de diferenciación y organización próximos a la disociación e idealización del self y el objeto. Melanie Klein lo consideró como el primer paso definitivo en el desarrollo sano, una visión con la que Roger Money-Kyrle está básicamente de acuerdo cuando describe la lógica de la necesidad interna del desarrollo. A nosotros nos parecería que la disociación e idealización emergerían como una necesidad lógica en algún punto dentro del establecimiento de la bidimensionalidad y antes de la transición a la tridimensionalidad. Veamos si podemos justificar este concepto mediante la descripción de la organización de la experiencia en estos varios niveles. Va a ser más claro si seguimos la cronología del desarrollo más que el orden en el cual emergieron los hallazgos en el trabajo clínico.

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