Fenómeno y vivencias.

A veces, el fenómeno se presentaba con ciertos caracteres de especificidad relacionados con las vivencias que le originaban. Esto ocurrió, por ejemplo, durante una de las sesiones en que elaboraba contenidos homosexuales en la transferencia. Después de referir un sueño en que me veía acostado en la cama, gordo, «con mucha barriga», asoció con su hermano obeso y que desde la muerte de su madre duerme en la cama matrimonial. La noche anterior su hermano había bromeado con él, empujándolo con el vientre; le parecía que había algo sexual en estos juegos y le desagradaban profundamente. A continuación se le presentó la imagen de un ave de rapiña (un buitre*) con un cuello largo y negro, que amena­zaba picotearlo. Comprendió el significado fálico de dicha imagen y la relacionó con su vivencia homosexual. En este momento sus palabras se le hicieron ininteligibles y percibió que las paredes de la habitación se deformaban apareciendo ensanchadas y convexas, agrandándose cada vez más hasta llegar a cubrirlo y envolverlo totalmente; al mismo tiempo experimentaba, como otras veces, las típicas sensaciones bucales, casi infaltables en la ocurrencia de estos procesos. Los juegos con el hermano encubrían su deseo profundo de recuperar el vínculo oral con su madre muerta; esto estaba re­presentado por la sensación del objeto convexo-pecho que se le acercaba y que hacía resurgir sus impulsos sádico-orales contra él mismo (buitre) .

La pérdida de los límites del self del paciente se debió a su identificación con el pecho materno al haber asumido las cualidades del mismo por su incorporación oral; pero al mismo tiempo identificado con el objeto se sentía expuesto a ser devorado. Por otra parte, a través de la alteración de sus percepciones, expresaba su fantasía de retorno al vientre materno, representado por el objeto que lo envolvía y dentro del cual resurgían nuevamente sus tenden­cias sádico-orales, pero esta vez contra los contenidos de ese vientre (embarazo) (12) .

 

El síntoma surgió, en otra oportunidad, como consecuencia de una sensación de pérdida de una parte de su self identificada pro­yectivamente con una paciente que salía a su llegada, y que por otra parte, representaba el objeto libidinoso que temía perder. … «No pude hablar hasta ahora porque desde que me acosté tuve nue­vamente la sensación de que las cosas se alejaban y, como otras veces, también tenía dificultad para referírselo. … Noto también que hay una falta de control de los movimientos y que los tics se intensificaron … Además siento otra dificultad que recuerdo haber experimentado en otra ocasión …me resulta difícil explicársela… la siento dentro de la boca, como si tuviera que tragar algo y no pudiera, y al mismo tiempo experimentara la necesidad forzosa de tragarlo … creo que debe estar vinculado a M …la última vez que tuve esa sensación fue cuando temí no volver a verla y sentía que la necesitaba …Me pareció que hablaba solo, es decir, que usted se había ido. Lo que siento en la boca es como si quisiera retener algo …Quería decirle que al llegar encontré en la escalera a la paciente que salía y al saludarla noté que su voz era ronca y me acordé de mi propia voz en algunas ocasiones en que salía deprimido de acá …Sentí mucha pena por ella…»

Le interpreté que era una parte suya, deprimida y abandonada, que se había desprendido de él y que había dado origen al síntoma al iniciar la sesión. Por otra parte, representaba la sensación de pérdida de su novia a quien quería retener y conservar. La sensa­ción en su boca era la expresión física de su necesidad de introyec­tarla. Le relacioné estas vivencias con su temor a perderme y nece­sidad de recuperarme. Le señalé que su dificultad para tragar estaba condicionada por su ambivalencia para reincorporar aquellos aspectos de su yo y de los objetos con los que estaba en conflicto. A continuación manifestó que en un momento dado de la sesión se encontró contando los pliegues de la cortina y recordó que horas antes, estando en un comercio sintió la compulsión irreprimible a contar las piezas de género de un estante y lo hacía con desespera­ción, sin poder dominarlo. En ese momento estaba pensando en su novia y en su intenso deseo de volver a verla; rememoraba los placeres que habían gustado y necesitaba verla para comprobar que no la había dañado con sus besos y caricias. Le interpreté que su síntoma compulsivo de contar también estaba relacionado con su temor a perderla y a perderme, y era una forma de constatar nuestra existencia.

La angustia y los sentimientos de culpa originados por las caricias íntimas que tenía con su novia y que le determinaban su intenso temor a perderla, estaban condicionados por su someti­miento a las figuras superyoicas que le prohibían dar libre curso a toda manifestación libidinosa. La sensación de pérdida de la novia representaba la angustia ante la pérdida de las porciones de su self que contenían los vínculos libidinosos hacia ella. Esas inter­pretaciones determinaron —como en otras ocasiones— la desapari­ción de las sensaciones y el retorno a la normalidad.

 

* El buitre representaba, en otro plano, la agresividad del objeto.

 

 

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