LAS NOCIONES JUNGUIANAS DE PERSONALIDAD E INTEGRACIÓN RESULTAN COMPATIBLES CON LA PSICOLOGÍA

LAS NOCIONES JUNGUIANAS DE PERSONALIDAD E INTEGRACIÓN RESULTAN COMPATIBLES CON LA PSICOLOGÍA

La influencia generalizada y no reconocida de las sombras de irracio­nalidad tras la ciencia racional explica en parte qué aporta Jung a los psicólogos que buscan alternativas relevantes. Por un lado, Jung se ads­cribe a la tradición de las concepciones dualistas del «cuerpo» y la «mente», tan presentes en la cultura occidental, y, por otro, presenta una concepción de la psique susceptible de entenderse como una uni­dad y desde la cual las condiciones alienantes de vida de los seres humanos en la sociedad capitalista serían remediables. Ésta es una de las razones que explican por qué las visiones místicas y esencialistas junguianas del yo resultan tan atractivas para las personas que se sien­ten agobiadas y piensan que la respuesta a sus carencias se halla en una mayor «espiritualidad».

Al igual que el lado oscuro de la psicología científica, Jung ofrece un caleidoscopio de arquetipos en los que el psicólogo pro­yecta su deseo de desvelar un hallazgo trascendente y universa139. Uno de los principales problemas con la tradición junguiana con­siste en que los recursos espirituales de las culturas no occidentales son considerados como verdades exóticas parciales. Por tanto, el «inconsciente colectivo» de Jung, en cuya construcción la psicología ha jugado un papel determinante, permite conjugar diferentes categorías culturales de manera armónica.

 

IAN PARKER

Asimismo, existe un «lado oscuro» de Jung escondido en el trasfondo, en tanto que mantuvo una concepción esencialista e implí­citamente racista de formas distintivas de «inconsciente racial»40. No obstante, la manera en que las funciones de Jung son presentadas en la psicología actual aviva la pretensión permanente de hallar la «verdad» de la condición humana en culturas exóticas y lejanas. Por consiguiente, el imperialismo y la dominación de la psicología blanca estadounidense en sus propios dominios van de la mano del eurocen­trismo, aunque en ocasiones estén cargados de una buena dosis de orientalismo41.

Lo que sacamos en claro es que la celebración de la «espirituali­dad», como si fuera algo exótico que los occidentales han perdido y necesitan ahora reclamar, puede que se limite a repetir las imágenes racistas de «otras» culturas cuando fueron vilipendiadas por los poderes occidentales. Esta «celebración del Otro» en la psicología espiritual orientalista puede servir para espolear una imagen de lo que en el fondo consiste nuestra psicología más convincente y por consiguiente más dañina que la anterior psicología racionalista42. En arribos casos será el psicólogo quien decida qué es lo verdaderamen­te humano y ponga los límites a lo que se nos permite sentir. Por tanto, la disciplina continúa funcionado como un aparato de control social que ratifica determinados acuerdos y concepciones del yo.

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