LA PSICOLOGÍA CONSTRUYE UN LUGAR PARA LA MUJER EN LA CASA Y PARA EL APEGO MATERNAL

LA PSICOLOGÍA CONSTRUYE UN LUGAR PARA LA MUJER EN LA CASA Y PARA EL APEGO MATERNAL

La división según la cual el ámbito de los hombres es el trabajo y el de las mujeres la familia, en consonancia con el desarrollo del capi­talismo, ha supuesto que el ámbito familiar haya sido considerado como la quintaesencia del espacio femenino. La familia es el lugar del trabajo femenino, por lo que el cuidado de los menores, por ende, es naturalizado por los psicólogos a través de las nociones del «apego» del menor a la madre. Según una explicación cada vez más común en psicología, el «apego» es el concepto que explicaría el vínculo entre el ambiente familiar y la experiencia individual. Un concepto que permitió compaginar las observaciones procedentes de estudios del comportamiento animal con el psicoanálisis36.

De nuevo la «teoría del apego» cobra una importancia crecien­te en la investigación psicoanalítica, al igual que en la psicología académica, aunque ahora con la novedad de basarse en el análisis de imágenes generadas por medio de resonancias magnéticas y escáneres del cerebro de naturaleza dudosa37.

Los planteamientos de John Bowlby acerca del «apego» pasa­ron a popularizarse en Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial. Una vez transcurrido el conflicto, a las mujeres que habían trabajado en las fábricas mientras los hombres estaban en el frente se las animó a regresar con sus familias con el pretexto de que tenían que estar con sus hijos —quienes habían sido evacuados de las ciu­dades o trasladados a guarderías durante la guerra—, lo que resultó ser una estratagema ideológica muy eficaz para persuadirlas a regresar al hogar38.

Según esta teoría, los trastornos en el apego provocan proble­mas en etapas vitales posteriores, conduciendo incluso a una trayectoria delictiva. Los trabajos de John Bowlby sobre el apego

 

LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA

complementan en este sentido otros estudios que dan protagonis­mo a los aspectos biológicos y hereditarios39.

Además de tratar la actividad sexual como el nexo que man­tendrá unida a la pareja marital, la psicología refuerza una noción de heterosexualidad normativa. El ideal de familia, entendido como un sistema con un funcionamiento saludable, se asume que descansa en la psicología natural de los hombres, que actuaría como complemento de la psicología natural de las mujeres. La relación armónica entre el marido y la esposa se considera como garantía de la salud de la familia, y una vez más nos encontramos con que la psicología tiene que realizar suposiciones acerca de la naturaleza «psicológica» de la biología». Una reducción que actúa en un sentido doble, de arriba abajo desde una sociedad organiza­da en torno al poder de los hombres sobre las mujeres y de los hombres mayores sobre los hombre más jóvenes, y de abajo arri­ba, desde el nivel de los instintos, contemplados como los canales para la atracción sexual hacia el sexo contrario y otra vez vuelta a lo mismo. Por tanto, la sociedad patriarcal y la biología heterosexual —una imagen de la biología que confirma la heterosexualidad como fenómeno «natural»— sitúan a la familia en el lugar donde los psicólogos consideran que tiene que haber relaciones sexuales, aunque sea un tipo específico de las mismas. De esta manera, la psicología refuerza la «heterosexualidad normativa» y a las perso­nas que deseen salir de esta pequeña prisión las considera patológicas41.

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