Papel de los padres

Sin duda, la relación con la madre otorga una base esencial para la constitución y desarrollo de la identidad sexual. En el «espejo» del vínculo simbiótico hijo-madre, la niña se identifica con la feminidad que representa la imagen materna, y el niño se  identifica cruzadamente con la masculinidad inconsciente de su madre, o con el objeto masculino amado y deseado por ella. Una madre normal podrá también devolver a su hijo las identificaciones proyectivas relacionadas con su identidad sexual masculina depo­sitadas en su pareja, ayudándolo en su establecimiento y reforza­miento. Si la madre tiene problemas con su propia identidad sexual, con conflictos no resueltos en relación con un posible rechazo de lo masculino, fomentará en su hijo la asunción de una identidad con características femeninas.

El papel desempeñado por el padre es igualmente fundamental para consolidar la identidad sexual de su hijo varón, ofreciéndose como modelo de identificación para el niño en sus aspectos mascu­linos, y facilitando que su hija mujer se identifique con el objeto femenino amado y deseado por él. Para ello será imprescindible que su presencia en el hogar sea regular y constante y —lo que es esencial— que sus roles de hombre en la pareja matrimonial y de padre en el ámbito familiar, no queden desdibujados o excluidos por la intervención de una esposa-madre dominante y castradora.

 

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