Martes 29 de octubre de 1963

Martes 29 de octubre de 1963

Barry llegó unos minutos tarde. Encendió la luz en el rincón y provocó un gran alboroto en el consultorio con la mesa y las sillas, al moverlas de un lado a otro, de tal manera que también me forzó a moverme. Abrió la canilla pero no salía mucha agua. Cuando se oyó mucho ruido que otros niños provocaban afuera, Barry reaccionó con golpes y sonidos guturales, como si usara una aspiradora, para librarse de los bebés ruidosos. Empujó el diván con estrépito y, al mover la mesa, dijo: «Debería estar como esto, en el rincón». Esto sugería que debía existir una gran distancia entre nosotros dos. Entonces escribió «Autos-A a las 3 y 40» en la pared con tiza roja, y se sentó a leer historietas. Constantemente se tocaba la nariz que de nuevo parecía congestionada. Hizo su boca «de lobo», su hocico «de chancho» e hizo crujir sus dedos como para «quebrarlos». Cuando interpreté que sentía que me había comido y que estaba quebrando mis huesos, tosió y se atoró, y luego se puso el dedo en un ojo. Sugerí que había sentido que lo que le dije se había atascado en su garganta y que luego se le metió en un ojo. Conti‑

 

nuó tosiendo, lo que consideré como si tuviera que vomitar los contenidos malos, los bebés fecales que su boca aspiradora-basurera había devorado, y los vinculé con la sesión anterior ( ,robo en la iglesia?), con la masturbación del fin de semana y tal vez de la noche anterior. Volvió a toser, produjo un poco de flema que tragó nuevamente, y a partir de entonces pareció respirar con más facilidad.

(b)

 

(c)

Se levantó y dibujó (vi) en la pared con tiza roja algo que, a medida que iba desarrollándose parecía al principio ojos, luego pechos, posiblemente un útero, más tarde un pene con su escroto y con algo semejante a un bebé en cada compar­timiento. Cambió por una tiza azul, conectó las dos áreas con lo que llamó un «puente» e hizo que el dibujo se asemejara más a un par de gafas. Sugerí que tenía la fantasía de ser capaz de ver a los otros bebés dentro del pecho analítico.

 

112                                      D. WEDDELL

Parecía que comenzaba a distinguir entre los bebés de la parte alta y los de la cola en la primer área; una especie de mirada simultánea a ambas zonas. (Más adelante en el análisis me miraba con un ojo arriba y con el otro el abdomen; una experiencia estremecedora en la contratransfereñcia.)

Martes 29 de octubre de 1963 (vi)

 

En esta sesión Barry dijo algo acerca de «el ladrón va al negocio a mediodía. Al negocio de Weddell a las 3 y 30»; lo interpreté como su reconocimiento de la masturbación, que implicaba una relación de robo con la analista. En el ínterin hubo más material acerca de los «Autos-A» y luego escribió en la pared «parte 1» y debajo, «parte II». Al irse dijo: «Deje de hablar o la voy a comer, cara de pes­cado». Al salir dijo a la secretaria de la oficina: «No deje sus guantes tirados», como si se comparara con el padre detective que previniese acerca de un ladrón.

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