-¿Cómo salir de la cárcel asfixiante de las expectativas ajenas?

«El infierno son los otros»

Sartre

Gracias por la respuesta, y ahora quedaría por ver qué posibilidades hay y cómo generarlas, de intentar cambiar ese caparazón que nos asfixia, teniendo en cuenta que el sujeto se encuentra “cómodo” en éste, aunque sufra dentro de él y quisiera liberarse del mismo. Pero siente que no puede. ¿Cómo hacerle ver y sentir que sí puede intentarlo… y lograr, al menos,cierta tranquilidad?

1- En primer lugar todo esto es más fácil en terapia, teniendo adelante un otro con el cual confrontar y convalidar la propia historia, sentimientos y pensamientos.
2- Con terapia o no, el presupuesto de todo cambio es sentir profundamente la necesidad de cambiar. Para eso lo que ayuda es percibir y descubrir, pliegue por pliegue, el horror de los mecanismos que nos encarcelan.
3- En algún momento esa toma de conciencia hace cocinar en su punto justo la decisión de cambiar.
4- ¿Cómo hacerle ver y sentir que sí puede intentarlo? Removiendo los obstáculos, pensamientos y expectativas que le sugieren a la persona que es imposible. Días atrás, tomando un café con un amigo, me dijo: “las personas no cambian”, bueno, le dije, con ese pensamiento encima podés estar mil por ciento seguro que las personas no cambian. Esto es un mínimo ejemplo de algo que hay que poner en discusión adentro de uno. En terapia hay otros recursos…
5- En general somos como animales heridos, podemos parecer muy seguros y estructurados por afuera, pero cuando cae el telón del teatro de la vida cotidiana nos encontramos con ese perro callejero, lleno de póstulas, que todo el mundo ha pateado… y ahí lo que más sana y da ánimos de búsqueda y deseos de cambiar es el tibio encuentro con un otro… que me abrace… al menos anímicamente…. y por qué no… físicamente.

2 comentarios sobre “-¿Cómo salir de la cárcel asfixiante de las expectativas ajenas?

  1. Es ingenuo pensar que se puede cambiar sólo con una terapia. es too much.
    Se puede cambiar si hay VERDADERAS GANAS de cambiar.
    En una palabra: HAY QUE PONER VOLUNTAD

  2. Ciertamente Paula, en mi perspectiva socrática de la terapia todo está centrado en las «ganas de cambiar» de quien recurre a la terapia. Ese es el primer presupuesto fundamental de todo cambio. Sin eso no se puede hacer nada con la terapia. Y justamente esas «ganas de cambiar», antropológicamente hablando, no es otra cosa que «voluntad de cambio». Por lo que estoy 100% con lo que vos decís, no se donde ves o que parte del texto te sugirió la idea de que la sola terapia, sin voluntad de cambio, puede cambiar a alguien. Si me lo indicás me encantaría corregirlo.

Deja un comentario